23/05/2019, 19:34
Azuma Jiro le extendió el pergamino de misión nada más Mogura apareció tras la puerta de la propiedad. Normalmente en ese punto, El Recadero se daría media vuelta y se despediría para seguir con su apurada hoja de ruta, pero en aquella ocasión... No pudo resistirse. Tuvo que preguntar. Alzando las cejas y con un tono que estaba a medio camino entre indiferente y meloso, Jiro quiso indagar sobre los motivos del joven Manase para haberse ausentado del servicio activo durante tanto tiempo.
—Ejem, Manase-san, si no es indiscreción. Sabe usted que en la Aldea la gente comenta todo tipo de chismes sobre su partida y regreso a nuestras filas, ¡y Amenokami me libre, yo no soy de los que dan pábulo a infundadas elucubraciones! —alzó ambas manos, como queriendo imprimirle veracidad a sus palabras—. Pero un servidor no puede evitar preguntarse, bueno, ya sabe usted. ¿Cómo es que un shinobi tan prolífico abandona el servicio activo de esta manera? ¡Quiero decir, Manase-san, claro! La Villa le ha echado mucho de menos, y yo soy el primero que se alegra de tenerle de vuelta. ¡Pero! A fin de poner remedio a todos esos chismes que circulan por ahí, ya sabe, estaría bien conocer los detalles. Digo.
Y después de soltar su perorata, se quedó esperando como un perrillo que espera recibir una chuchería por su buen comportamiento. La cuestión era, ¿iba Mogura a dársela?
—Ejem, Manase-san, si no es indiscreción. Sabe usted que en la Aldea la gente comenta todo tipo de chismes sobre su partida y regreso a nuestras filas, ¡y Amenokami me libre, yo no soy de los que dan pábulo a infundadas elucubraciones! —alzó ambas manos, como queriendo imprimirle veracidad a sus palabras—. Pero un servidor no puede evitar preguntarse, bueno, ya sabe usted. ¿Cómo es que un shinobi tan prolífico abandona el servicio activo de esta manera? ¡Quiero decir, Manase-san, claro! La Villa le ha echado mucho de menos, y yo soy el primero que se alegra de tenerle de vuelta. ¡Pero! A fin de poner remedio a todos esos chismes que circulan por ahí, ya sabe, estaría bien conocer los detalles. Digo.
Y después de soltar su perorata, se quedó esperando como un perrillo que espera recibir una chuchería por su buen comportamiento. La cuestión era, ¿iba Mogura a dársela?