25/05/2019, 15:37
(Última modificación: 27/05/2019, 16:14 por Manase Mogura. Editado 3 veces en total.)
El médico no pudo evitar sonreír por dentro al ver el rostro de Azuma. Ya tenía suficiente con sus cosas como para preocuparse por lo que las malas lenguas tenían para decir.
—Que tengas un buen día también, Azuma-san.
Correspondió entonces la reverencia del mensajero. Espero un par de segundos después de la partida del mensajero y cerró la puerta. Miró el pergamino en su mano y no pudo evitar pensar:
«Un compañero...»
Lo último que había hecho con un equipo fue participar en la búsqueda de Aotsuki Ayame, antes de eso estuvo aquel asunto del que no debía hablar con nadie.
—Bueno, mientras sea alguien que sepa comportarse, supongo que no es mayor problema.
Susurró a la nada mientras caminaba hasta su casa para terminar de vestirse.
Pasadas un par de horas el médico se aproximaría a la armería de la aldea, vistiendo sus prendas de siempre. Bandana, chaleco, chapas plateadas, sobretodo, botas y obviamente un paraguas para mantenerse tan seco como fuese posible.
Como estaba seguro de que un respirador sería algo que no le iban a prestar ni aunque su vida dependiese de ello, consideraba que la mejor elección de armamento sería: el sello explosivo más potente que pudiese llegar a dejarle tomar.
—Que tengas un buen día también, Azuma-san.
Correspondió entonces la reverencia del mensajero. Espero un par de segundos después de la partida del mensajero y cerró la puerta. Miró el pergamino en su mano y no pudo evitar pensar:
«Un compañero...»
Lo último que había hecho con un equipo fue participar en la búsqueda de Aotsuki Ayame, antes de eso estuvo aquel asunto del que no debía hablar con nadie.
—Bueno, mientras sea alguien que sepa comportarse, supongo que no es mayor problema.
Susurró a la nada mientras caminaba hasta su casa para terminar de vestirse.
Pasadas un par de horas el médico se aproximaría a la armería de la aldea, vistiendo sus prendas de siempre. Bandana, chaleco, chapas plateadas, sobretodo, botas y obviamente un paraguas para mantenerse tan seco como fuese posible.
Como estaba seguro de que un respirador sería algo que no le iban a prestar ni aunque su vida dependiese de ello, consideraba que la mejor elección de armamento sería: el sello explosivo más potente que pudiese llegar a dejarle tomar.
Hablo - Pienso