5/06/2019, 22:39
El de cabellera desaliñada pareció sorprenderse de la capacidad deductiva del Inuzuka, una capacidad que en realidad tampoco había sido para tanto. Pero bueno, quizás no todo el mundo tiene la misma idea acerca de los shinobis. De igual manera, pareció agradarle al hombre que no le hubiesen mandado uno un poco menos avispado. El hombre no hacía mas que dar manotazos y patadas al viento, intentando matar sin demasiado éxito al centenar de bichejos que querían ser su amigo. El hombre no tardó en aclarar que sí, se trataba del solicitante, pero que no quería demasiado formalismo en el trato. El pelopincho prefería ser tratado de Rao.
—Un placer Rao, mi nombre es Inuzuka Etsu, y éste es Inuzuka Akane. Puedes tratarnos también por nuestro nombre, tampoco somos muy dados a los formalismos...
Rao preguntó si no le ponía correa al can. Como si fuese algo tedioso para él, cuestionó el motivo por el que lo había traído, pues en su cabeza solo veía una maquina de fabricar heces y pis. No tardó en inquirir que subiesen, mas debía hacerse cargo de cualquier catástrofe que el animal pudiese ocasionar dentro del carro. Etsu miró a Akane, y casi rió... pero no pudo hacerlo, no pudo mas que nada por respeto a una persona que no sabía nada de los perros ninja.
Con las mismas, sacó una botella de licor y le pegó un sorbo. Obviamente, hacía tiempo hasta que el chico y el can se animasen a subir. Pero por otro lado, era un poco disparatado, ¿no? es decir, que el hombre iba a estar llevando el carro... ¿no sobraba ese licor?
«¡La reputa... me va a tocar estar atento a éste hombre manipulando el carro...»
De un salto, tanto el chico como el huskie se subieron al carro. Ya tendrían tiempo por el camino de explicarle un poco acerca de porqué Akane también viajaba con ellos. No podía tomárselo mal... cuando hay carencia de información, hay abundancia de ignorancia. No en el mal sentido, todo sea dicho.
—Puedes estar tranquilo por Akane, está perfectamente adiestrado. Es casi tan humano que a veces da miedo... —comenzó a dar conversación en lo que se hacía el inicio del viaje —no hay que preocuparse por el can, puedes relajarte en ese sentido.
»Por cierto, para cuando lleguemos, dejaré el pergamino, la bandana, y todas las cosas que puedan hacerme parecer un shinobi contigo. Es una de las condiciones que imponía la misión, espero que no te moleste.
El huskie se mantuvo en silencio y sentado todo el tiempo, si de algo podía presumir, era de inteligencia. Había entendido la hostilidad del hombre hacia su presencia, y tenía claro que cuanto menos molestase, menos problemas habrían. No le agradaba la situación, pero tenían que amoldarse a todo, como buenos shinobis que eran.
«Esos desgraciados... los cuatro de Ibaraki... maldita sea, ¿cómo se puede ser tan hijo d puta?»
Las marcas que Rao llevaba consigo por todo su cuerpo, así como esa venda tapando el ojo, decían demasiado sobre esos maleantes del puente Tenchi. Sin lugar a dudas, eran unos sinvergüenzas, y no titubeaban en absoluto haciendo daño a la gente. El Inuzuka estaba deseando poder actuar, y más aún... poder hacer justicia en tan perturbadora situación.
—Esos tipos... ¿podrías contarme mas acerca de ellos? Sé que no debe ser agradable, pero cualquier cosa que puedas decirme, por poca cosa que pueda parecer... quizás me ayuda a encontrarlos con mayor rapidez, y hacerles escarmentar.
—Un placer Rao, mi nombre es Inuzuka Etsu, y éste es Inuzuka Akane. Puedes tratarnos también por nuestro nombre, tampoco somos muy dados a los formalismos...
Rao preguntó si no le ponía correa al can. Como si fuese algo tedioso para él, cuestionó el motivo por el que lo había traído, pues en su cabeza solo veía una maquina de fabricar heces y pis. No tardó en inquirir que subiesen, mas debía hacerse cargo de cualquier catástrofe que el animal pudiese ocasionar dentro del carro. Etsu miró a Akane, y casi rió... pero no pudo hacerlo, no pudo mas que nada por respeto a una persona que no sabía nada de los perros ninja.
Con las mismas, sacó una botella de licor y le pegó un sorbo. Obviamente, hacía tiempo hasta que el chico y el can se animasen a subir. Pero por otro lado, era un poco disparatado, ¿no? es decir, que el hombre iba a estar llevando el carro... ¿no sobraba ese licor?
«¡La reputa... me va a tocar estar atento a éste hombre manipulando el carro...»
De un salto, tanto el chico como el huskie se subieron al carro. Ya tendrían tiempo por el camino de explicarle un poco acerca de porqué Akane también viajaba con ellos. No podía tomárselo mal... cuando hay carencia de información, hay abundancia de ignorancia. No en el mal sentido, todo sea dicho.
—Puedes estar tranquilo por Akane, está perfectamente adiestrado. Es casi tan humano que a veces da miedo... —comenzó a dar conversación en lo que se hacía el inicio del viaje —no hay que preocuparse por el can, puedes relajarte en ese sentido.
»Por cierto, para cuando lleguemos, dejaré el pergamino, la bandana, y todas las cosas que puedan hacerme parecer un shinobi contigo. Es una de las condiciones que imponía la misión, espero que no te moleste.
El huskie se mantuvo en silencio y sentado todo el tiempo, si de algo podía presumir, era de inteligencia. Había entendido la hostilidad del hombre hacia su presencia, y tenía claro que cuanto menos molestase, menos problemas habrían. No le agradaba la situación, pero tenían que amoldarse a todo, como buenos shinobis que eran.
«Esos desgraciados... los cuatro de Ibaraki... maldita sea, ¿cómo se puede ser tan hijo d puta?»
Las marcas que Rao llevaba consigo por todo su cuerpo, así como esa venda tapando el ojo, decían demasiado sobre esos maleantes del puente Tenchi. Sin lugar a dudas, eran unos sinvergüenzas, y no titubeaban en absoluto haciendo daño a la gente. El Inuzuka estaba deseando poder actuar, y más aún... poder hacer justicia en tan perturbadora situación.
—Esos tipos... ¿podrías contarme mas acerca de ellos? Sé que no debe ser agradable, pero cualquier cosa que puedas decirme, por poca cosa que pueda parecer... quizás me ayuda a encontrarlos con mayor rapidez, y hacerles escarmentar.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~