6/06/2019, 07:33
Rao se mostraba ligeramente incómodo con el Inuzuka y su perro. Habló de dejar su indumentaria y su equipamiento, ¿pero qué había del canino? Más, algo mucho peor le estaba carcomiendo los nervios, mucho más que los mosquitos.
{color=darkkhaki]—No, no tienes de que preocuparte chico—[/color]sonrió triste mientras su caballo poco a poco se iba alejando de las puertas de la aldea. —El asunto, quizás es más delicado de lo que parece— le volteó a ver mientras se mordía el labio inferior y luego regresaba la vista al frente. —Es mucho mejor que no sepan que vienes conmigo, porque ni siquiera mi esposa sabe que vine a Kusagakure a pedir ayuda— con nerviosismo, sacó la botella y se dio otro pequeño trago. —Algunos de mis colegas también están involucrados, pero el miedo les puede más que el corazón y me dejaron vendido— sus ojos se pusieron vidriosos.
»Fui el único que se rebeló, y por eso me hicieron esto. Para usarme de ejemplo vivo ante los demás.
Las lágrimas brotaron de sus ojos mientras se agarraba el pecho con la mano diestra. Inhaló y exhaló fuerte, tratando de mantener la compostura.
—Suelen buscar a aquellos que tenemos problemas para transitar por el puente, ya que es mucho más fácil ahora acorralar a alguien en la pasarela cuando no hay trabajadores cerca...— suspiró. —Muchos comerciantes menores del País de la Tierra tenemos pocos medios para sobrevivir más allá de las granjas y de vender productos en el extranjero. Tenemos un pequeño criadero de gusanos de seda. Mi esposa teje dos o tres telas y yo las vengo a ofrecer al País del Bosque. ¿Está embarazada sabes? Aún no sé si será niño o niña— aquellas palabras evocaban una ilusión casi muerta. —No podemos competir con productores grandes, pero por los menos al vender una nos alcanza para subsistir y no morir de hambre. Sin embargo, aún con el miedo de no poder mantener una tercera boca, no quise rendirme ante las demandas de los Cuatro de Ibaraki— apretó las riendas. —Me contactó uno de ellos, al cuál llaman Búho Es delgado, castaño y de ojos azulados. Me estaba extorsionando, diciendo que yo debía pasar cajas con armas a través de la frontera para que luego su comprador recibiese la carga de este lado. Obviamente le dije que no, y ocurrió lo que ocurrió. Hizo que unos cinco de sus secuaces me, me...— Contuvo la respiración.
»Perdón si le doy muchas vueltas, no sé explicarme muy bien. Pero por favor, agradecería que no dijeras nada para que no se enteren. Muchos de mis conocidos guardan silencio porque reciben un poco de comisión por parte los maleantes, aunque no los culpo, que la pobreza que vivimos llega a ser asfixiante; la miseria derrumba hasta el corazón más bondadoso. Sería mentira si te dijera que no me vi tentado a seguirles su juego.
Las puertas de la villa hace mucho tiempo que habían dejado de ser visibles.
—¿Podrías decir que eres mi nuevo ayudante? Con esos brazos será difícil que no te crean, además así por lo menos podré justificar ante mi mujer el hecho de que tomé el dinero que ahorramos para cuando naciera nuestro bebé. Si se entera que gasté nuestro poco dinero en un shinobi, me echará la bronca encima—. Giró lentamente su cuello para pode observar al genin. —¿Saldrá bien, verdad?— nuevamente se mordió el labio.
{color=darkkhaki]—No, no tienes de que preocuparte chico—[/color]sonrió triste mientras su caballo poco a poco se iba alejando de las puertas de la aldea. —El asunto, quizás es más delicado de lo que parece— le volteó a ver mientras se mordía el labio inferior y luego regresaba la vista al frente. —Es mucho mejor que no sepan que vienes conmigo, porque ni siquiera mi esposa sabe que vine a Kusagakure a pedir ayuda— con nerviosismo, sacó la botella y se dio otro pequeño trago. —Algunos de mis colegas también están involucrados, pero el miedo les puede más que el corazón y me dejaron vendido— sus ojos se pusieron vidriosos.
»Fui el único que se rebeló, y por eso me hicieron esto. Para usarme de ejemplo vivo ante los demás.
Las lágrimas brotaron de sus ojos mientras se agarraba el pecho con la mano diestra. Inhaló y exhaló fuerte, tratando de mantener la compostura.
—Suelen buscar a aquellos que tenemos problemas para transitar por el puente, ya que es mucho más fácil ahora acorralar a alguien en la pasarela cuando no hay trabajadores cerca...— suspiró. —Muchos comerciantes menores del País de la Tierra tenemos pocos medios para sobrevivir más allá de las granjas y de vender productos en el extranjero. Tenemos un pequeño criadero de gusanos de seda. Mi esposa teje dos o tres telas y yo las vengo a ofrecer al País del Bosque. ¿Está embarazada sabes? Aún no sé si será niño o niña— aquellas palabras evocaban una ilusión casi muerta. —No podemos competir con productores grandes, pero por los menos al vender una nos alcanza para subsistir y no morir de hambre. Sin embargo, aún con el miedo de no poder mantener una tercera boca, no quise rendirme ante las demandas de los Cuatro de Ibaraki— apretó las riendas. —Me contactó uno de ellos, al cuál llaman Búho Es delgado, castaño y de ojos azulados. Me estaba extorsionando, diciendo que yo debía pasar cajas con armas a través de la frontera para que luego su comprador recibiese la carga de este lado. Obviamente le dije que no, y ocurrió lo que ocurrió. Hizo que unos cinco de sus secuaces me, me...— Contuvo la respiración.
»Perdón si le doy muchas vueltas, no sé explicarme muy bien. Pero por favor, agradecería que no dijeras nada para que no se enteren. Muchos de mis conocidos guardan silencio porque reciben un poco de comisión por parte los maleantes, aunque no los culpo, que la pobreza que vivimos llega a ser asfixiante; la miseria derrumba hasta el corazón más bondadoso. Sería mentira si te dijera que no me vi tentado a seguirles su juego.
Las puertas de la villa hace mucho tiempo que habían dejado de ser visibles.
—¿Podrías decir que eres mi nuevo ayudante? Con esos brazos será difícil que no te crean, además así por lo menos podré justificar ante mi mujer el hecho de que tomé el dinero que ahorramos para cuando naciera nuestro bebé. Si se entera que gasté nuestro poco dinero en un shinobi, me echará la bronca encima—. Giró lentamente su cuello para pode observar al genin. —¿Saldrá bien, verdad?— nuevamente se mordió el labio.
![[Imagen: 7FT8VMk.gif]](https://i.imgur.com/7FT8VMk.gif)
