11/06/2019, 16:26
Una voz grave y tosca atendió a la llamada de Rao. Al salir, pudo reconocerse fácilmente de quien era tan profunda voz, un hombre que bien podía ser carnicero, o por lo menos la carne no le faltaba. Si bien la camiseta era grande, más grande aún era su barriga, pues ésta sobresalía por todo recoveco que la camiseta dejaba antes de llegar a topar con el pantalón. Si, se podría decir que el hombre podía ser capaz de arruinar un buffet en tan solo unas horas.
El hombre pareció alegrarse de ver a Rao, insinuando que creía que ya no volvería a intentar mantener su negocio tras la paliza. Aclaró, por si no estaba bien resuelto ya, que la paliza había sido una barbaridad. Pero aun así, hizo hincapié en que sobretodo teniendo una mujer embarazada, no habría arriesgado tanto. Incluso se permitió el lujo de bromear con respecto a ello...
Rao se rascó la nuca, algo incómodo, y dio a entender que por eso mismo era que debía regresar a casa. Pero en ese instante, los ojos del regordete estaban fijos en el Inuzuka, analizándolo e inquiriendo tras ello saber quién era. Wagu confesó que no tenía confianza de darle la mano al nuevo, pues por su pinta podría estrujarle la mano en el apretón hasta rompérsela. Quizás razón no le faltaba, pero bueno... Etsu no era de esos. Fue en ese mismo instante, justo antes de que el rastas hablase, que Rao contestó que se trataba de su nuevo ayudante.
Etsu afirmó con un gesto claro de cabeza en vertical, confirmando lo dicho —mi nombre es Onome Kito, encantado.
Para cuando la presentación terminaba, el hombre cayó en cuenta de algo, lo último que había dicho Rao. Wagu apresuró a intentar convencer a su amigo de que se quedase, que no podía irse tan pronto tras tanto tiempo sin verse. No pecó en falta de hospitalidad, y ofertó un café para retomar energías para antes de proseguir el viaje. Etsu miró a Rao, dudando de cuál sería su postura con respecto al tema. Tenían que continuar el viaje, eso estaba claro... pero, ¿sería buena idea dejar a su colega con dudas acerca de su regreso o de su supuesto nuevo ayudante?
Cualquiera podría dudar.
—En realidad, si solo es tomar un café... por mi estaría bien. Pero, el jefe es el que manda.... jajaja.
Ante todo, debía asumir su rol en ésta misión. Si era ayudante, no debía ceñirse a dar ordenes o contradecir a Rao.
El hombre pareció alegrarse de ver a Rao, insinuando que creía que ya no volvería a intentar mantener su negocio tras la paliza. Aclaró, por si no estaba bien resuelto ya, que la paliza había sido una barbaridad. Pero aun así, hizo hincapié en que sobretodo teniendo una mujer embarazada, no habría arriesgado tanto. Incluso se permitió el lujo de bromear con respecto a ello...
Rao se rascó la nuca, algo incómodo, y dio a entender que por eso mismo era que debía regresar a casa. Pero en ese instante, los ojos del regordete estaban fijos en el Inuzuka, analizándolo e inquiriendo tras ello saber quién era. Wagu confesó que no tenía confianza de darle la mano al nuevo, pues por su pinta podría estrujarle la mano en el apretón hasta rompérsela. Quizás razón no le faltaba, pero bueno... Etsu no era de esos. Fue en ese mismo instante, justo antes de que el rastas hablase, que Rao contestó que se trataba de su nuevo ayudante.
Etsu afirmó con un gesto claro de cabeza en vertical, confirmando lo dicho —mi nombre es Onome Kito, encantado.
Para cuando la presentación terminaba, el hombre cayó en cuenta de algo, lo último que había dicho Rao. Wagu apresuró a intentar convencer a su amigo de que se quedase, que no podía irse tan pronto tras tanto tiempo sin verse. No pecó en falta de hospitalidad, y ofertó un café para retomar energías para antes de proseguir el viaje. Etsu miró a Rao, dudando de cuál sería su postura con respecto al tema. Tenían que continuar el viaje, eso estaba claro... pero, ¿sería buena idea dejar a su colega con dudas acerca de su regreso o de su supuesto nuevo ayudante?
Cualquiera podría dudar.
—En realidad, si solo es tomar un café... por mi estaría bien. Pero, el jefe es el que manda.... jajaja.
Ante todo, debía asumir su rol en ésta misión. Si era ayudante, no debía ceñirse a dar ordenes o contradecir a Rao.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~