13/06/2019, 18:37
La soledad.
No hay nada más eterno ni seguro como tenerte a tí mismo, única y exclusivamente. ¿Cuanto hacía que Eri se había marchado? ¿Años? ¿Lustros? Sin duda, mínimo una decada. Y ni una nota había dejado. Seguro que después volvía como si no hubiese pasado nada, claro, aquí iba a estar yo como un gilipollas esperandola cuando acababamos de empezar a salir. Pues no, iba a estar con dos pelirrojas y cinco rubias yendome de fiesta, claro que sí.
Seguro que ella estaba haciendo la de Datsue, la de "me enamoro de un ninja de otra villa para hacer el drama", porque seguro que fuera de Uzushio no era nada habitual ver a una pelirroja que estuviese para mojar pan, allí todo eran morenas gruñonas y peliverdes abrazarboles. Tendría que haberla meado cuando tuve la oportunidad, pero claro, los prejuicios sociales siempre están ahí. "¿Cómo la vas a mear? Eso es antihigienico." Bueno, pues seguro que no se le hubiese acercado ningún maromo.
Pero vamos, que yo estaba la mar de tranquilo, ella vería qué hacía. Por eso estaba paseandome a las tantas de la noche. Porque lo tenía totalmente controlado. ¿Cómo deja solo a un adolescente que acaba de conseguir novia? ¿Qué clase de maldad era esa? Estaba jugando conmigo, estaba claro. Quería reirse de mi e irse con Datsuo, el primo kuseño de Datsue.
Entonces su olor se me metió en la nariz en contra de mi voluntad. Al principio pensé que ya estaba en la fase de sufrir ilusiones, había conseguido volverme loco, más si cabe. Pero tras unos segundos, el olor no desaparecía. Intenté ignorarlo, pero ¿para qué? Mejor seguirlo y comprobar que es totalmente falso. Sin embaro, seguirlo de forma tranquila, sin acelerar ni nada, ni que me interesase si está o no en la villa.
Aunque claro, ha vuelto y ni se ha pensado venir a decirmelo, ¿para qué? ¿Quien soy yo? ¿Acaso soy alguien? Soy un genin de mierda, de los que matan en segundo plano durante una pelea importante, de esos que solo te los presentan en una historia para matarlo segundos despues y añadir drama innecesario, ese era yo.
Así fui calmadamente hasta los campos de entrenamiento y claro, ahí estaba ella. Con su melena roja, sus ojos azules y todo su cuerpo lleno de ella. Era preciosa, como siempre, y claro, a mi me enseñas a Eri y ya no puedo estar cabreado con ella, porque, joder, es Eri sabes. Tiene su nariz y su boca y sus ojos y su pelo y sus tetas y yo ya me pierdo.
Por suerte yo no era un fantoche cualquiera, yo podía seguir cabreado incluso despues de verla, ¿quien se pensaba que era yo? Yo era más cabezón que el Hanabi ese que no lo conocen ni en su casa. Así que me quedé mirandola con los brazos cruzados desde una distancia prudencial, yo no iba a ser el que empezase a decir mierdas. Lo mínimo sería que se disculpase y suplicase piedad.
No hay nada más eterno ni seguro como tenerte a tí mismo, única y exclusivamente. ¿Cuanto hacía que Eri se había marchado? ¿Años? ¿Lustros? Sin duda, mínimo una decada. Y ni una nota había dejado. Seguro que después volvía como si no hubiese pasado nada, claro, aquí iba a estar yo como un gilipollas esperandola cuando acababamos de empezar a salir. Pues no, iba a estar con dos pelirrojas y cinco rubias yendome de fiesta, claro que sí.
Seguro que ella estaba haciendo la de Datsue, la de "me enamoro de un ninja de otra villa para hacer el drama", porque seguro que fuera de Uzushio no era nada habitual ver a una pelirroja que estuviese para mojar pan, allí todo eran morenas gruñonas y peliverdes abrazarboles. Tendría que haberla meado cuando tuve la oportunidad, pero claro, los prejuicios sociales siempre están ahí. "¿Cómo la vas a mear? Eso es antihigienico." Bueno, pues seguro que no se le hubiese acercado ningún maromo.
Pero vamos, que yo estaba la mar de tranquilo, ella vería qué hacía. Por eso estaba paseandome a las tantas de la noche. Porque lo tenía totalmente controlado. ¿Cómo deja solo a un adolescente que acaba de conseguir novia? ¿Qué clase de maldad era esa? Estaba jugando conmigo, estaba claro. Quería reirse de mi e irse con Datsuo, el primo kuseño de Datsue.
Entonces su olor se me metió en la nariz en contra de mi voluntad. Al principio pensé que ya estaba en la fase de sufrir ilusiones, había conseguido volverme loco, más si cabe. Pero tras unos segundos, el olor no desaparecía. Intenté ignorarlo, pero ¿para qué? Mejor seguirlo y comprobar que es totalmente falso. Sin embaro, seguirlo de forma tranquila, sin acelerar ni nada, ni que me interesase si está o no en la villa.
Aunque claro, ha vuelto y ni se ha pensado venir a decirmelo, ¿para qué? ¿Quien soy yo? ¿Acaso soy alguien? Soy un genin de mierda, de los que matan en segundo plano durante una pelea importante, de esos que solo te los presentan en una historia para matarlo segundos despues y añadir drama innecesario, ese era yo.
Así fui calmadamente hasta los campos de entrenamiento y claro, ahí estaba ella. Con su melena roja, sus ojos azules y todo su cuerpo lleno de ella. Era preciosa, como siempre, y claro, a mi me enseñas a Eri y ya no puedo estar cabreado con ella, porque, joder, es Eri sabes. Tiene su nariz y su boca y sus ojos y su pelo y sus tetas y yo ya me pierdo.
Por suerte yo no era un fantoche cualquiera, yo podía seguir cabreado incluso despues de verla, ¿quien se pensaba que era yo? Yo era más cabezón que el Hanabi ese que no lo conocen ni en su casa. Así que me quedé mirandola con los brazos cruzados desde una distancia prudencial, yo no iba a ser el que empezase a decir mierdas. Lo mínimo sería que se disculpase y suplicase piedad.
—Nabi—
![[Imagen: 23uv4XH.gif]](https://i.imgur.com/23uv4XH.gif)