12/11/2015, 05:59
Al día siguiente de su encuentro con aquel Uchiha al que había fijado como un objetivo para dentro de unos años, Noemi recibió una pseudo misión en la que básicamente tendría que llevar un simple mensaje a un pueblo del país de la tierra, nada del otro mundo que ni siquiera suponía riesgo para simples civiles por lo que ella debería ser capaz de completar el encargo perfectamente sola.
Esta kunoichi nunca fue muy rebuscada en cuanto a equipo y suministros cuando se trataba de misiones tan sencillas como aquella por lo que simplemente partió con el equipo ninja que tenía hasta el momento y comida suficiente para tal vez una semana, además del infaltable cepillo para su cabello. Sin intenciones de seguir perdiendo su tiempo, partió hacia donde le habían indicado, un pueblucho en el medio de la nada.
Como era una costumbre que la temperatura en la aldea fuese cálida Noemi salió sin abrigos adicionales dejando a la vista bastante carne, eso claro, olvidando completamente que en otros países suele hacer un frío infernal por estas épocas.
A medida que se iba acercando al lugar mencionado por el propio sobre que llevaba consigo, la chica fue notando como la temperatura del ambiente iba disminuyendo considerablemente hasta el punto de obligarla a abrazarse a si misma y no por amor hacia su persona, sino como una simple medida para combatir el frío contra el que estaba perdiendo como en la guerra. ~ Maldita sea... ~ Se quejaba la kunoichi a medida que avanzaba por los senderos que cuando quiso darse cuenta se había vuelto completamente blancos.
El frío la estaba torturando y eso sin contar la nieve que con cada paso devoraba sus pies completamente hasta los tobillos. ~ ¿No se supone que tu madre te manda a abrigarte siempre que sales...? ~ Se quejaba la chica que no paraba de temblar a medida que avanzaba hasta que a lo lejos por fin pudo divisar lo que parecían ser unas casuchas.
Era la primera vez en que Sakamoto se alegraba de ver semejante cosa, casas completamente dispersas la una de la otra pero que por lo menos daban los indicios de vida inteligente en aquella zona. - Espero que sea aquí... - Refunfuñó la chica mientras avanzaba a lo que parecía ser el corazón del pueblo, es decir, el edificio más grande a la vista.
Una vez frente al edificio, Noemi se llevó la sorpresa de que no era el lugar que se esperaba, el lugar donde viviera el 'cabecilla' del pueblo, sino que estaba frente a una posada que en cierta manera también la alegraba.
No se tardó nada en meterse y tras soltar algunas monedas conseguirse una habitación donde pudiese calentarse, después de todo, con todo el rato que había estado paseando por la nieve estaba helada, con los labios y las manos ya moradas y no hubiese sorprendido que le hubiese dado hipotermia.
- Al fin... - Decía para si misma la chica que deambulaba de aquí allá dentro de su habitación para obligar a que la sangre se moviera y así recuperar la temperatura, hasta que pudo ver algo medio raro a la distancia a través de una ventana. - ¿Un perro...? - Se preguntó mientras entrecerraba los ojos en un intento por ver lo que pasaba, parecía ser que un cuadrúpedo se había encontrado algo en la nieve e intentaba sacarlo, pero quién sabe, la visión de la rubia no era lo suficientemente buena como para describir con exactitud lo que era aquello.
Tampoco planeaba salirse de su habitación, no ahora que apenas estaba recuperando el calor corporal, ya si el animal se acercaba un poco más a la ventana sabría decir qué era lo que se había encontrado aunque no era en si algo que le interesase a la chica.
Esta kunoichi nunca fue muy rebuscada en cuanto a equipo y suministros cuando se trataba de misiones tan sencillas como aquella por lo que simplemente partió con el equipo ninja que tenía hasta el momento y comida suficiente para tal vez una semana, además del infaltable cepillo para su cabello. Sin intenciones de seguir perdiendo su tiempo, partió hacia donde le habían indicado, un pueblucho en el medio de la nada.
Como era una costumbre que la temperatura en la aldea fuese cálida Noemi salió sin abrigos adicionales dejando a la vista bastante carne, eso claro, olvidando completamente que en otros países suele hacer un frío infernal por estas épocas.
A medida que se iba acercando al lugar mencionado por el propio sobre que llevaba consigo, la chica fue notando como la temperatura del ambiente iba disminuyendo considerablemente hasta el punto de obligarla a abrazarse a si misma y no por amor hacia su persona, sino como una simple medida para combatir el frío contra el que estaba perdiendo como en la guerra. ~ Maldita sea... ~ Se quejaba la kunoichi a medida que avanzaba por los senderos que cuando quiso darse cuenta se había vuelto completamente blancos.
El frío la estaba torturando y eso sin contar la nieve que con cada paso devoraba sus pies completamente hasta los tobillos. ~ ¿No se supone que tu madre te manda a abrigarte siempre que sales...? ~ Se quejaba la chica que no paraba de temblar a medida que avanzaba hasta que a lo lejos por fin pudo divisar lo que parecían ser unas casuchas.
Era la primera vez en que Sakamoto se alegraba de ver semejante cosa, casas completamente dispersas la una de la otra pero que por lo menos daban los indicios de vida inteligente en aquella zona. - Espero que sea aquí... - Refunfuñó la chica mientras avanzaba a lo que parecía ser el corazón del pueblo, es decir, el edificio más grande a la vista.
Una vez frente al edificio, Noemi se llevó la sorpresa de que no era el lugar que se esperaba, el lugar donde viviera el 'cabecilla' del pueblo, sino que estaba frente a una posada que en cierta manera también la alegraba.
No se tardó nada en meterse y tras soltar algunas monedas conseguirse una habitación donde pudiese calentarse, después de todo, con todo el rato que había estado paseando por la nieve estaba helada, con los labios y las manos ya moradas y no hubiese sorprendido que le hubiese dado hipotermia.
- Al fin... - Decía para si misma la chica que deambulaba de aquí allá dentro de su habitación para obligar a que la sangre se moviera y así recuperar la temperatura, hasta que pudo ver algo medio raro a la distancia a través de una ventana. - ¿Un perro...? - Se preguntó mientras entrecerraba los ojos en un intento por ver lo que pasaba, parecía ser que un cuadrúpedo se había encontrado algo en la nieve e intentaba sacarlo, pero quién sabe, la visión de la rubia no era lo suficientemente buena como para describir con exactitud lo que era aquello.
Tampoco planeaba salirse de su habitación, no ahora que apenas estaba recuperando el calor corporal, ya si el animal se acercaba un poco más a la ventana sabría decir qué era lo que se había encontrado aunque no era en si algo que le interesase a la chica.