30/06/2019, 16:02
El comentario del médico no le cayó nada en gracia a Daruu, quien por poco tiraría todo en un arrebato de evidente enojo. Y claramente aprovechó toda la confianza que había entre ellos para usar las palabras que tuvo ganas de usar.
La cara de nada me importa una mierda en Mogura se mantendría durante el sermón sobre Ayame casi por una cuestión de orgullo mezclado con sorpresa, pero cuando las noticias sobre las bajas en el grupo y los reclamos de la ausencia por parte del médico fueron haciendo mella en su expresión.
Bajó la cabeza al punto que solo su copa podría ver su rostro, sus ojos estaban cerrados. La noticia de la muerte de Kaido llegó a sus oídos. El último Kajitsu, de alguna manera se había buscado la muerte en aquel tiempo que estuvo fuera.
Levantó la mirada y vio las lagrimas en el rostro de su compañero y no pudo evitar mirar hacía un lado, no solo porque no quería ver aquel momento de debilidad en él sino porque tampoco deseaba mostrarle aquella expresión de derrota que tenía él mismo en su rostro.
Apoyo un codo sobre la mesa y se cubrió tanto como pudo con la mano en la que apoyaba su mentón.
—¿Cómo sucedió eso? Volvimos todos de ese lugar. Todos.
¿Que era lo último que sabía de él antes de salirse del mapa?
—Se fueron al examen todos juntos. ¿Acaso tuvieron que volver sin él?
¿De alguna manera habían permitido que la vida del muchacho se perdiese en el mendigo examen? Su mano libre comenzaba a golpetear la mesa con la punta de sus dedos en un ritmo que cada vez tomaba mas velocidad.
—Y esa chica, esa cosa que tiene en su interior es una cruz.
Refiriendose al Gobi mismo.
—¿Qué mierda son esos generales? ¿Para qué la quieren si ya tienen uno de Nueve Colas? ¿Por qué Arashikage permite que sigan respirando después de atreverse a tocar su Guardiana?
Y no pudo evitar entonces sentir que había perdido un año entero atendiendo negocios ajenos a lo que sucedía.
—Debería haber cerrado ese maldito negocio en cuanto el viejo se murió. Si hubiese seguido haciendo mi trabajo tal vez tendría la maldita solución a ese fuuinjutsu.
Se agarró la cabeza y se peinó hacía atrás dejando escapar un profundo suspiro mientras se echaba para atrás en su asiento.
—¿Si hubiese estado presente podría haber evitado que el idiota de Kaido se muera?
No pudo evitar preguntar con una triste sonrisa en el rostro y con un nudo en la garganta.
La cara de nada me importa una mierda en Mogura se mantendría durante el sermón sobre Ayame casi por una cuestión de orgullo mezclado con sorpresa, pero cuando las noticias sobre las bajas en el grupo y los reclamos de la ausencia por parte del médico fueron haciendo mella en su expresión.
Bajó la cabeza al punto que solo su copa podría ver su rostro, sus ojos estaban cerrados. La noticia de la muerte de Kaido llegó a sus oídos. El último Kajitsu, de alguna manera se había buscado la muerte en aquel tiempo que estuvo fuera.
Levantó la mirada y vio las lagrimas en el rostro de su compañero y no pudo evitar mirar hacía un lado, no solo porque no quería ver aquel momento de debilidad en él sino porque tampoco deseaba mostrarle aquella expresión de derrota que tenía él mismo en su rostro.
Apoyo un codo sobre la mesa y se cubrió tanto como pudo con la mano en la que apoyaba su mentón.
—¿Cómo sucedió eso? Volvimos todos de ese lugar. Todos.
¿Que era lo último que sabía de él antes de salirse del mapa?
—Se fueron al examen todos juntos. ¿Acaso tuvieron que volver sin él?
¿De alguna manera habían permitido que la vida del muchacho se perdiese en el mendigo examen? Su mano libre comenzaba a golpetear la mesa con la punta de sus dedos en un ritmo que cada vez tomaba mas velocidad.
—Y esa chica, esa cosa que tiene en su interior es una cruz.
Refiriendose al Gobi mismo.
—¿Qué mierda son esos generales? ¿Para qué la quieren si ya tienen uno de Nueve Colas? ¿Por qué Arashikage permite que sigan respirando después de atreverse a tocar su Guardiana?
Y no pudo evitar entonces sentir que había perdido un año entero atendiendo negocios ajenos a lo que sucedía.
—Debería haber cerrado ese maldito negocio en cuanto el viejo se murió. Si hubiese seguido haciendo mi trabajo tal vez tendría la maldita solución a ese fuuinjutsu.
Se agarró la cabeza y se peinó hacía atrás dejando escapar un profundo suspiro mientras se echaba para atrás en su asiento.
—¿Si hubiese estado presente podría haber evitado que el idiota de Kaido se muera?
No pudo evitar preguntar con una triste sonrisa en el rostro y con un nudo en la garganta.
Hablo - Pienso