2/07/2019, 10:33
— Debe de ser algo importante… ¿Podre saber lo que es cuando lo entreguemos?
— Claro, no veo por qué no — murmuró Juro, disimulando otra sonrisa. Por mucho que le dijese a su alumno, en su cabecita no podía concebir la posibilidad de que estuvieran haciendo un encargo banal, y que en realidad, eso no tenía ningun significado. No es que fuese cierto, pero tenía mucho que aprender.
Finalmente, maestro y alumno, llegaron a su destino. La gran ciudad: Tane-Shigai.
Ambos habían estado ahí ya, por lo que el mencionar los grandes árboles que en realidad constituían la ciudad, o la gran burbuja de paredes traslucidas que coronaba la ciudad y daba residencia al señor feudal, era innecesario. Tane-Shigai era bonita, y una gran atracción turística, eso había que admitirlo. Juro siempre se había sentido fascinado por ella.
La ciudad les dio la bienvenida con bullicio. Había gente por todas partes, y eso que ya estaba atardeciendo. Ambos se encontraron en una enorme plaza rodeada de árboles, con varias calles, como conductos, que llevarían al corazón de la ciudad (el hogar del señor feudal estaba más lejos). La gente iba y venía, y parecía haber mercadillos y otros puestos por los alrededores.
— Buen trabajo, Kazuma-kun, nos has conseguido traer hasta aquí, y has mantenido la guardia correctamente, aún con todo lo que ha pasado — le aplaudió Juro —. Ahora bien, el trabajo del ninja no solo es asegurar los caminos. Por muy segura que parezca esta ciudad, cualquier cosa puede acechar en ella, así que no puedes bajar la guardia. Si te das cuenta, pronto va a anochecer, así que si no queremos reanudar el camino en mitad de la oscuridad, tendremos que encontrar un lugar para alojarnos y comer, también.
» Aunque parece una tonteria, la pernoctación para un ninja es también un asunto serio — exclamó Juro, encogiendose de hombros —. ¿Qué hacemos, Kazuma? ¿A dónde vamos primero?
— Claro, no veo por qué no — murmuró Juro, disimulando otra sonrisa. Por mucho que le dijese a su alumno, en su cabecita no podía concebir la posibilidad de que estuvieran haciendo un encargo banal, y que en realidad, eso no tenía ningun significado. No es que fuese cierto, pero tenía mucho que aprender.
Finalmente, maestro y alumno, llegaron a su destino. La gran ciudad: Tane-Shigai.
Ambos habían estado ahí ya, por lo que el mencionar los grandes árboles que en realidad constituían la ciudad, o la gran burbuja de paredes traslucidas que coronaba la ciudad y daba residencia al señor feudal, era innecesario. Tane-Shigai era bonita, y una gran atracción turística, eso había que admitirlo. Juro siempre se había sentido fascinado por ella.
La ciudad les dio la bienvenida con bullicio. Había gente por todas partes, y eso que ya estaba atardeciendo. Ambos se encontraron en una enorme plaza rodeada de árboles, con varias calles, como conductos, que llevarían al corazón de la ciudad (el hogar del señor feudal estaba más lejos). La gente iba y venía, y parecía haber mercadillos y otros puestos por los alrededores.
— Buen trabajo, Kazuma-kun, nos has conseguido traer hasta aquí, y has mantenido la guardia correctamente, aún con todo lo que ha pasado — le aplaudió Juro —. Ahora bien, el trabajo del ninja no solo es asegurar los caminos. Por muy segura que parezca esta ciudad, cualquier cosa puede acechar en ella, así que no puedes bajar la guardia. Si te das cuenta, pronto va a anochecer, así que si no queremos reanudar el camino en mitad de la oscuridad, tendremos que encontrar un lugar para alojarnos y comer, también.
» Aunque parece una tonteria, la pernoctación para un ninja es también un asunto serio — exclamó Juro, encogiendose de hombros —. ¿Qué hacemos, Kazuma? ¿A dónde vamos primero?
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60