2/07/2019, 10:35
El shinobi avanzó por las calles de la Ribera Sur. El sol era abrasador, y parecía querer derretirle. Al igual que sus habitantes, él también optó por tratar de cobijarse bajo la tenue sombra de los edificios, conforme iba andando.
El marionetista se dirigió a la parte sureste. Aunque pasó algún problema, puesto que no conocía demasiado bien el sitio, lo alcanzó. Sus ojos buscaban, constantemente, la taberna de la que le habían hablado en la misión. Una vez ahí, el verdadero reto de aquel día comenzaría por fín. Estaba un poco emocionado.
« Lo primero es encontrar la taberna y hablar con el dueño » — se dijo para sí.
Y la encontró, pero no en su mejor momento.
El edificio en sí era modesto, tanto en tamaño como en decoración. Tenía un bebedero, y había un gran jaleo en su interior. Juro sonrió, pensando que al menos, la gente mantenía la fiesta. Su sonrisa se congeló cuando escuchó el ruido de vidrios rotos y madera partida. Entonces, las risas se convirtieron en gritos y gemidos de dolor.
No se lo pensó dos veces. Tenía los dos pergaminos en su costado (uno con su marioneta mejorada, y otra, con su marioneta ave especial), y colgada a su espalda , tapada con una manta, tenía a Gen. Esa era la más viable, puesto que podía usarla en cualquier momento. No tenía tiempo de desenrollar los otros pergaminos y usarlos. En su portaobjetos también tenía venenos a la mano, un kunai , y algun objeto más. Tendría que bastar.
« Mierda, mierda, mierda »
Juro corrió hacia la taberna, pensando en qué hacer. En primer lugar, comprobó dónde estaba la entrada, y así mismo, si había alguien ahí, quizá vigilando o esperando a que sus compañeros la saqueasen. Si no lo encontraba, buscaría una ventana y trataría de observar lo que ocurría dentro. Lo haría de forma sigilosa, asomándose, para evitar que le viesen tan pronto.
El marionetista se dirigió a la parte sureste. Aunque pasó algún problema, puesto que no conocía demasiado bien el sitio, lo alcanzó. Sus ojos buscaban, constantemente, la taberna de la que le habían hablado en la misión. Una vez ahí, el verdadero reto de aquel día comenzaría por fín. Estaba un poco emocionado.
« Lo primero es encontrar la taberna y hablar con el dueño » — se dijo para sí.
Y la encontró, pero no en su mejor momento.
El edificio en sí era modesto, tanto en tamaño como en decoración. Tenía un bebedero, y había un gran jaleo en su interior. Juro sonrió, pensando que al menos, la gente mantenía la fiesta. Su sonrisa se congeló cuando escuchó el ruido de vidrios rotos y madera partida. Entonces, las risas se convirtieron en gritos y gemidos de dolor.
No se lo pensó dos veces. Tenía los dos pergaminos en su costado (uno con su marioneta mejorada, y otra, con su marioneta ave especial), y colgada a su espalda , tapada con una manta, tenía a Gen. Esa era la más viable, puesto que podía usarla en cualquier momento. No tenía tiempo de desenrollar los otros pergaminos y usarlos. En su portaobjetos también tenía venenos a la mano, un kunai , y algun objeto más. Tendría que bastar.
« Mierda, mierda, mierda »
Juro corrió hacia la taberna, pensando en qué hacer. En primer lugar, comprobó dónde estaba la entrada, y así mismo, si había alguien ahí, quizá vigilando o esperando a que sus compañeros la saqueasen. Si no lo encontraba, buscaría una ventana y trataría de observar lo que ocurría dentro. Lo haría de forma sigilosa, asomándose, para evitar que le viesen tan pronto.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60