2/07/2019, 16:43
—¿¡Eh!? Bueno, este...— El muchacho, pese haber aceptado la propuesta, no parecía del todo convencido. —No sé realmente cómo ser un buen guía, pero, creo que puedo mostrarte los lugares de interés al menos, si es que tienen algo de interesante...— bromeó tímidamente.
El muchacho estaba más perdido que el hijo de la llorona, tanto que ni siquiera sabía a dónde ir para empezar por el recorrido. Dio vueltas sobre sí, hasta que finalmente suspiró y echó a andar. Por suerte buena o mala, lo primero que hizo fue dirigirse nuevamente a la pequeña e improvisada plazuela con puestos de venta que Etsu y Akane ya habían visitado con anterioridad.
—Este es el mercadillo, acá suelen vender productos aquellos que no pueden producir lo suficiente para comerciar fuera. Los compradores suelen ser los que exportan fuera y si pueden traer algo de dinero. No todos vienen acá a comprar o vender siquiera, ya que algunos lugareños optan por subsistir produciendo únicamente para ellos mismos y sus familias— Comentó.
Luego de ello el muchacho reemprendió la marcha, esta vez dirigiéndose al norte dónde no era necesario caminar demasiado para observar un bosque que delimitaba la zona. Sin embargo antes de llegar era posible apreciar un abrevadero donde un par de caballos y mulas se daban un pequeño descanso. Al lado, una casita que si bien era tan pequeña cómo las demás, estaba rodeada de distintas plantas sembradas a su alrededor, tanto que incluso la terraza tenía hojas extrañas colgando.
—Esta es la casa del yerbatero. No es un médico como tal, pero por lo menos hace lo posible por aliviar nuestros males— Rió un poco. —Acá también viene la gente a dejar sus animales. Cómo somos un pueblo pequeño y estamos en confianza difícilmente alguien querría robar alguno— De todas formas, los animales lucían bastante flacos y maltrechos para que valiese la pena tomarlos por la fuerza. —Últimamente se han quedado aquí la mayoría, debido a que no pueden cruzar la pasarela con las cargas.
Finalmente, el muchacho caminó de regreso a la zona de las casas, yendo hasta la única que estaba construía con ladrillos respecto a las otras de madera, además de tener vidrios.
—Y esta es la casa del patriarca. No es que acá tengamos un parentesco de sangre ni nada cómo un clan, pero somos una pequeña familia. Él ha tomado las riendas porque, bueno, ¿alguien tenía que tomarlas no? No hay autoridad acá cómo tal, pero es el que al menos intenta que las cosas marchen bien— sonrió. —De ahí cada quién acá tiene su oficio, pero presentarte a todo mundo uno por uno puede ser problemático— Rió.
Mantuvo silencio un rato, analizando al Inuzuka.
—Por cierto, ahora caigo en cuenta. Dijiste que vienes a trabajar con alguien de por aquí, ¿quién es? Seguramente lo conozcamos, sería raro que no— preguntó con inocencia.
El muchacho estaba más perdido que el hijo de la llorona, tanto que ni siquiera sabía a dónde ir para empezar por el recorrido. Dio vueltas sobre sí, hasta que finalmente suspiró y echó a andar. Por suerte buena o mala, lo primero que hizo fue dirigirse nuevamente a la pequeña e improvisada plazuela con puestos de venta que Etsu y Akane ya habían visitado con anterioridad.
—Este es el mercadillo, acá suelen vender productos aquellos que no pueden producir lo suficiente para comerciar fuera. Los compradores suelen ser los que exportan fuera y si pueden traer algo de dinero. No todos vienen acá a comprar o vender siquiera, ya que algunos lugareños optan por subsistir produciendo únicamente para ellos mismos y sus familias— Comentó.
Luego de ello el muchacho reemprendió la marcha, esta vez dirigiéndose al norte dónde no era necesario caminar demasiado para observar un bosque que delimitaba la zona. Sin embargo antes de llegar era posible apreciar un abrevadero donde un par de caballos y mulas se daban un pequeño descanso. Al lado, una casita que si bien era tan pequeña cómo las demás, estaba rodeada de distintas plantas sembradas a su alrededor, tanto que incluso la terraza tenía hojas extrañas colgando.
—Esta es la casa del yerbatero. No es un médico como tal, pero por lo menos hace lo posible por aliviar nuestros males— Rió un poco. —Acá también viene la gente a dejar sus animales. Cómo somos un pueblo pequeño y estamos en confianza difícilmente alguien querría robar alguno— De todas formas, los animales lucían bastante flacos y maltrechos para que valiese la pena tomarlos por la fuerza. —Últimamente se han quedado aquí la mayoría, debido a que no pueden cruzar la pasarela con las cargas.
Finalmente, el muchacho caminó de regreso a la zona de las casas, yendo hasta la única que estaba construía con ladrillos respecto a las otras de madera, además de tener vidrios.
—Y esta es la casa del patriarca. No es que acá tengamos un parentesco de sangre ni nada cómo un clan, pero somos una pequeña familia. Él ha tomado las riendas porque, bueno, ¿alguien tenía que tomarlas no? No hay autoridad acá cómo tal, pero es el que al menos intenta que las cosas marchen bien— sonrió. —De ahí cada quién acá tiene su oficio, pero presentarte a todo mundo uno por uno puede ser problemático— Rió.
Mantuvo silencio un rato, analizando al Inuzuka.
—Por cierto, ahora caigo en cuenta. Dijiste que vienes a trabajar con alguien de por aquí, ¿quién es? Seguramente lo conozcamos, sería raro que no— preguntó con inocencia.
![[Imagen: 7FT8VMk.gif]](https://i.imgur.com/7FT8VMk.gif)
