3/07/2019, 12:33
—Eh, eh, eh, te me calmas Zetsuo-kun —canturreó Kiroe burlona—. ¿Acaso la playa es toda tuya? ¿A que no? ¡Pues a ver si vas tú a joderme las vacaciones a mí con esa bocaza sucia tuya! ¡Contrólate! ¡Parece mentira que un hombre hecho y derecho como tú agarre está pataleta!
Aunque al principio se estaba divirtiendo, había acabado la reprimenda enfadándose en serio. ¿Quién se creía que era Zetsuo para tratarla así?
Kiroe oyó las apresuradas pisadas de Ayame detrás suya, quien pasó de largo y se refugió detrás de su padre. Inmediatamente, se le iluminó la cara.
—¡Ayame-chan! ¿Cómo estás,, pequeñaja?
—¿Qué demonios te pasa ahora, niña? —preguntó Zetsuo. Y entonces miró a Kiroe, y miró a la cabaña que estaba justo detrás de ella, y volvió a mirarla. Entrecerró sus afilados ojos de águila—. Ese mocoso tuyo también ha venido.... ¡No se habrá atrevido a ponerle una mano encima!
Kiroe se cruzó de brazos y avanzó un paso hacia Zetsuo.
—Ese "mocoso" se llama Daruu —pronunció lentamente, los ojos entrecerrados—. Es mi hijo, jamás le ha hecho daño a nadie y jamás le haría nada a Ayame. ¡Y tampoco te ha hecho nada nunca a ti como para que hables así de él! Porque a diferencia de ti, ha recibido una muy buena educación. —La mujer se dio la vuelta, indignada—. Y ahora, si me deja el Señor Feudal del País de la Amargura, me voy a terminar de deshacer las maletas. Pienso viajar donde a mí me de la gana, estés tú o no estés tú.
Kiroe comenzó a alejarse. Con un tono de voz totalmente distinto, canturreó:
—Pásate cuando quieras, Ayame-chan, cariño. Esta tarde voy a preparar helado de chocolate casero...
Aunque al principio se estaba divirtiendo, había acabado la reprimenda enfadándose en serio. ¿Quién se creía que era Zetsuo para tratarla así?
Kiroe oyó las apresuradas pisadas de Ayame detrás suya, quien pasó de largo y se refugió detrás de su padre. Inmediatamente, se le iluminó la cara.
—¡Ayame-chan! ¿Cómo estás,, pequeñaja?
—¿Qué demonios te pasa ahora, niña? —preguntó Zetsuo. Y entonces miró a Kiroe, y miró a la cabaña que estaba justo detrás de ella, y volvió a mirarla. Entrecerró sus afilados ojos de águila—. Ese mocoso tuyo también ha venido.... ¡No se habrá atrevido a ponerle una mano encima!
Kiroe se cruzó de brazos y avanzó un paso hacia Zetsuo.
—Ese "mocoso" se llama Daruu —pronunció lentamente, los ojos entrecerrados—. Es mi hijo, jamás le ha hecho daño a nadie y jamás le haría nada a Ayame. ¡Y tampoco te ha hecho nada nunca a ti como para que hables así de él! Porque a diferencia de ti, ha recibido una muy buena educación. —La mujer se dio la vuelta, indignada—. Y ahora, si me deja el Señor Feudal del País de la Amargura, me voy a terminar de deshacer las maletas. Pienso viajar donde a mí me de la gana, estés tú o no estés tú.
Kiroe comenzó a alejarse. Con un tono de voz totalmente distinto, canturreó:
—Pásate cuando quieras, Ayame-chan, cariño. Esta tarde voy a preparar helado de chocolate casero...