15/11/2015, 15:12
Un día de invierno, con las manos heladas de frío y buscando su caja de cereales de siempre para desayunar, notó como en una de sus tantas cartas que recibía cada mes había un mensaje, bueno, no era un mensaje, tenía más pinta de un folleto de estos típicos que mete la gente por debajo de las puertas a modo de propaganda, que básicamente inducía a las personas que lo leían - o eso intentaban - a la búsqueda de tesoros y de exploración en general. Eri torció la boca y entrecerró los ojos, tirando el folleto a la papelera y olvidándolo por completo.
Pero no se dio cuenta que al día siguiente había empaquetado comida suficiente para tres días en su mochila de viaje, que llevaba puesta su ropa típica, con su bandana ninja adornándole la frente, sin embargo el flequillo de la kunoichi del remolino estaba rebelde en esa época, tapándole la superficie metálica por completo. Además, por encima llevaba su túnica de viaje, ya que la verdad es que hacía frío fuera. Y, así, estaba dispuesta a hacer un viaje de exploración, porque el ser humano nunca está satisfecho con sus conocimientos ya obtenidos.
Un día después, ya estaba recorriendo la Planicie del Silencio. Y al segundo día de viaje, llegó a las Ruinas Abandonadas.
No estaba segura de lo que quería explorar, aunque tampoco le importaba, lo único que buscaba era pasar un agradable viaje y poder fotografiar con su vista nuevas imágenes en sus recuerdos, así que cuando vio el castillo que protagonizaba aquellas ruinas, no dudó en afirmar cuál sería su primera parada. Sonrió y decidió acercarse en total silencio, mientras su túnica de viaje se movía al compás de sus pasos. Sin embargo, cuando llegó al frente del la gran vivienda antigua, vio como otra persona se encontraba allí, y que acababa de abrir las puertas de las antiguas ruinas.
''¿Y este quién es?'' Se preguntó interiormente mientras fruncía el ceño. No parecía que este lugar recibiese visitantes con regularidad, y sin embargo justo el día que decide acercarse ella, ya había más personas.
No era que no quisiese encontrarse con alguien, es que le daba vergüenza porque no sabía como actuar frente a ellos.
Pero fue como su una bombilla invisible se encendiese encima de su cabeza, ¡a lo mejor era el encargado de este lugar! Y con esa convicción, se atrevió a preguntar:
-¡Hola! ¿Eres de por aquí?
Pareció que su voz resonase por todos los al rededores del lugar, y así se rompió el silencio tan característico de la zona.
Pero no se dio cuenta que al día siguiente había empaquetado comida suficiente para tres días en su mochila de viaje, que llevaba puesta su ropa típica, con su bandana ninja adornándole la frente, sin embargo el flequillo de la kunoichi del remolino estaba rebelde en esa época, tapándole la superficie metálica por completo. Además, por encima llevaba su túnica de viaje, ya que la verdad es que hacía frío fuera. Y, así, estaba dispuesta a hacer un viaje de exploración, porque el ser humano nunca está satisfecho con sus conocimientos ya obtenidos.
Un día después, ya estaba recorriendo la Planicie del Silencio. Y al segundo día de viaje, llegó a las Ruinas Abandonadas.
No estaba segura de lo que quería explorar, aunque tampoco le importaba, lo único que buscaba era pasar un agradable viaje y poder fotografiar con su vista nuevas imágenes en sus recuerdos, así que cuando vio el castillo que protagonizaba aquellas ruinas, no dudó en afirmar cuál sería su primera parada. Sonrió y decidió acercarse en total silencio, mientras su túnica de viaje se movía al compás de sus pasos. Sin embargo, cuando llegó al frente del la gran vivienda antigua, vio como otra persona se encontraba allí, y que acababa de abrir las puertas de las antiguas ruinas.
''¿Y este quién es?'' Se preguntó interiormente mientras fruncía el ceño. No parecía que este lugar recibiese visitantes con regularidad, y sin embargo justo el día que decide acercarse ella, ya había más personas.
No era que no quisiese encontrarse con alguien, es que le daba vergüenza porque no sabía como actuar frente a ellos.
Pero fue como su una bombilla invisible se encendiese encima de su cabeza, ¡a lo mejor era el encargado de este lugar! Y con esa convicción, se atrevió a preguntar:
-¡Hola! ¿Eres de por aquí?
Pareció que su voz resonase por todos los al rededores del lugar, y así se rompió el silencio tan característico de la zona.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)