15/11/2015, 22:04
Decir que Ritsuko estaba resignada era muy poco, ya no tenía manera de salvarse de ello puesto que no tenía compañero y su madre no parecía preocuparse por su hija, tal vez suponiendo que tendría algún as bajo la manga con el que zafarse. ~ Algún día lo tendría... El regalo de papá... ~ Pensaba la pelirroja que no dejaba de presionar la herida de su brazo como si eso fuese a parar el sangrado.
— No estés triste... lo hago por tu bien. —
Fueron las palabras que el albino pronunció justo antes de alzar la katana. El final ya estaba cerca, no quedaba nada por hacer siquiera responder ya que sería inútil. ~ Por lo menos... Moriré libre y no como una esclava... ~ Decía en su cabeza la chica que mantenía los ojos cerrados y esbozaba una sonrisa mostrando la satisfacción respecto a la vida que había tenido. Algo corta y llena de contratiempos, pero que a Ritsuko alegra haber protagonizado.
Ya por ese entonces, la katana del chico debería haber cortado por la mitad el cráneo de la kunoichi, pero las cosas no fueron así. En su lugar, un grito desconcertado se hizo presente dándole señal a ella de que su muerte se pospondría al menos un poco.
En ese mismo instante, Ritsuko abrió los ojos y se encontró con que delante suyo se erguía una figura femenina de melena rubia. - ¿Noemi...? - Susurró más para si misma para luego llevarse la sorpresa de que esta persona también usaba ese chakra negro amorfo.
~ ¿Qué mierda pasa...? ~ Se preguntó a si misma la pelirroja que había optado por levantarse del suelo, pero que seguía sin entender absolutamente nada, parecía ser que estos dos no se conocían y tampoco eran aliados pese a tener esas extrañas habilidades. ~ No creo que deba arriesgar a nada... ~ Se decía a si misma recordando la posición en la que estaba, desarmada, imposibilitada de su brazo bueno y al borde de un acantilado. ~ Salir corriendo no es buena opción, fijo... ~
— No estés triste... lo hago por tu bien. —
Fueron las palabras que el albino pronunció justo antes de alzar la katana. El final ya estaba cerca, no quedaba nada por hacer siquiera responder ya que sería inútil. ~ Por lo menos... Moriré libre y no como una esclava... ~ Decía en su cabeza la chica que mantenía los ojos cerrados y esbozaba una sonrisa mostrando la satisfacción respecto a la vida que había tenido. Algo corta y llena de contratiempos, pero que a Ritsuko alegra haber protagonizado.
Ya por ese entonces, la katana del chico debería haber cortado por la mitad el cráneo de la kunoichi, pero las cosas no fueron así. En su lugar, un grito desconcertado se hizo presente dándole señal a ella de que su muerte se pospondría al menos un poco.
En ese mismo instante, Ritsuko abrió los ojos y se encontró con que delante suyo se erguía una figura femenina de melena rubia. - ¿Noemi...? - Susurró más para si misma para luego llevarse la sorpresa de que esta persona también usaba ese chakra negro amorfo.
~ ¿Qué mierda pasa...? ~ Se preguntó a si misma la pelirroja que había optado por levantarse del suelo, pero que seguía sin entender absolutamente nada, parecía ser que estos dos no se conocían y tampoco eran aliados pese a tener esas extrañas habilidades. ~ No creo que deba arriesgar a nada... ~ Se decía a si misma recordando la posición en la que estaba, desarmada, imposibilitada de su brazo bueno y al borde de un acantilado. ~ Salir corriendo no es buena opción, fijo... ~