8/07/2019, 22:38
La mujer salió propulsada varios metros hacia atrás, movida por la inevitable fuerza de la inercia. Su cuerpo terminó estrellándose contra la tierra, levantando una violenta nube de humo... Demasiado violenta. Un proyectil surgió entonces de la polvareda, ascendiendo hacia el cielo. Una bala de agua que trazó un arco en el aire hacia él. El médico flexionó las rodillas ligeramente y ladeó el cuerpo hasta situar una mano tras su cuerpo... y entonces la bomba de agua cayó sobre él.
—¡Mira quién habló! ¿Desde cuándo no haces trabajo de campo, Doctor Zetsuo? —rio Kiroe, que se abalanzaba sobre él, kunai en mano.
Y, justo en ese momento, el cuerpo del doctor se desvaneció en una voluta de humo con un ligero ¡Puff! y dejó tras de sí una simple roca. Y unos pocos segundos después, una planta brotó justo debajo de los pies de Kiroe, su tallo creciendo y enroscándose alrededor de las extremidades de la mujer a una velocidad completamente antinatural y engrosándose hasta formar el grueso tronco de un roble de madera oscura.
—¿Acaso crees que sólo he estado cuidando de enfermos terminales en sus camas? —le espetó con crudeza, caminando hacia ella, kunai en mano.
Daruu no tardó en llegar hasta la posición de la pobre chiquilla, resollando y jadeando con esfuerzo. De hecho, tuvo que tomarse algunos segundos de respiro para poder retomar el aliento perdido.
—N... no quiero... no quiero pegarte... quiero... Agh —resopló el muchacho—. ¡Yo no quería pelear! ¡Estoy de vacaciones! ¡Pero tu padre da miedo! —Daruu le dio un par de toques con el pie, y Ayame se encogió aún más con un gemido de terror, temblando—. ¿Quieres helado? Te lo he... traído... corriendo...
Ella tardó algunos segundos más en responder. Apartó con lentitud las manos de los ojos, aunque sólo lo justo para ver. Daruu estaba inclinado sobre ella, con las muñecas apoyadas cuidadosamente en las rodillas para no mancharse con lo que llevaba entre ellas. Pese a lo que había pensado Ayame anteriormente, no eran dos palos... sino dos polos.
Y no pudo evitar tragar saliva al ver el chocolate sudando en aquella delicia de hielo. Parecía tan fresquito... y a la vez tan rico...
—P... ¿Por qué...? —preguntó, llena de recelo—. D... ¿De dónde los has sacado...?
—¡Mira quién habló! ¿Desde cuándo no haces trabajo de campo, Doctor Zetsuo? —rio Kiroe, que se abalanzaba sobre él, kunai en mano.
Y, justo en ese momento, el cuerpo del doctor se desvaneció en una voluta de humo con un ligero ¡Puff! y dejó tras de sí una simple roca. Y unos pocos segundos después, una planta brotó justo debajo de los pies de Kiroe, su tallo creciendo y enroscándose alrededor de las extremidades de la mujer a una velocidad completamente antinatural y engrosándose hasta formar el grueso tronco de un roble de madera oscura.
—¿Acaso crees que sólo he estado cuidando de enfermos terminales en sus camas? —le espetó con crudeza, caminando hacia ella, kunai en mano.
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Daruu no tardó en llegar hasta la posición de la pobre chiquilla, resollando y jadeando con esfuerzo. De hecho, tuvo que tomarse algunos segundos de respiro para poder retomar el aliento perdido.
—N... no quiero... no quiero pegarte... quiero... Agh —resopló el muchacho—. ¡Yo no quería pelear! ¡Estoy de vacaciones! ¡Pero tu padre da miedo! —Daruu le dio un par de toques con el pie, y Ayame se encogió aún más con un gemido de terror, temblando—. ¿Quieres helado? Te lo he... traído... corriendo...
Ella tardó algunos segundos más en responder. Apartó con lentitud las manos de los ojos, aunque sólo lo justo para ver. Daruu estaba inclinado sobre ella, con las muñecas apoyadas cuidadosamente en las rodillas para no mancharse con lo que llevaba entre ellas. Pese a lo que había pensado Ayame anteriormente, no eran dos palos... sino dos polos.
Y no pudo evitar tragar saliva al ver el chocolate sudando en aquella delicia de hielo. Parecía tan fresquito... y a la vez tan rico...
—P... ¿Por qué...? —preguntó, llena de recelo—. D... ¿De dónde los has sacado...?