8/07/2019, 23:23
—¡S-sería todo u-un honor, Aotsuki-san! C-claro, si no es molestia… —respondió Ranko.
Y la sonrisa de Ayame se ensanchó aún más.
—¡Pues no se hable más! —dijo alegremente, antes de apartarse del árbol y echar a andar de nuevo hacia el sendero que habría de conducirlas hasta Yachi.
Ambas caminaron durante varios largos segundos en silencio. Ambas buscando desesperadamente la manera de romper aquel incómodo mutis que se había condensado entre ambas desconocidas. Y, al final, sorprendentemente, fue la de Kusagakure quien terminó por romper el hielo:
—Ahm… E-ésta es mi primera vez —dijo, y Ayame la miró interrogante, sin saber muy bien a qué se estaba refiriendo. Ella debió percibir su confusión, porque no tardó en explicarse—: D-digo, aquí. Digo, no en Yachi, sino… bueno, sí, en Yachi, pero también e-en el País de la Tormenta. N-nunca había vi-via… viajado a esta región… Es… Es más húmeda que mi hogar.
Ayame ladeó ligeramente la cabeza y, como reflejo, sus ojos se posaron en el cielo nublado sobre sus cabezas.
—Pues hoy has tenido suerte, porque normalmente siempre está lloviendo —dijo—. Sobre todo en Amegakure. De hecho, llueve tan a menudo que para muchas personas es un signo de mal agüero que un día no llueva. En Kusagakure no llueve tanto, ¿no? Y aún así, con tanta vegetación, debe haber bastante humedad...
Y la sonrisa de Ayame se ensanchó aún más.
—¡Pues no se hable más! —dijo alegremente, antes de apartarse del árbol y echar a andar de nuevo hacia el sendero que habría de conducirlas hasta Yachi.
Ambas caminaron durante varios largos segundos en silencio. Ambas buscando desesperadamente la manera de romper aquel incómodo mutis que se había condensado entre ambas desconocidas. Y, al final, sorprendentemente, fue la de Kusagakure quien terminó por romper el hielo:
—Ahm… E-ésta es mi primera vez —dijo, y Ayame la miró interrogante, sin saber muy bien a qué se estaba refiriendo. Ella debió percibir su confusión, porque no tardó en explicarse—: D-digo, aquí. Digo, no en Yachi, sino… bueno, sí, en Yachi, pero también e-en el País de la Tormenta. N-nunca había vi-via… viajado a esta región… Es… Es más húmeda que mi hogar.
Ayame ladeó ligeramente la cabeza y, como reflejo, sus ojos se posaron en el cielo nublado sobre sus cabezas.
—Pues hoy has tenido suerte, porque normalmente siempre está lloviendo —dijo—. Sobre todo en Amegakure. De hecho, llueve tan a menudo que para muchas personas es un signo de mal agüero que un día no llueva. En Kusagakure no llueve tanto, ¿no? Y aún así, con tanta vegetación, debe haber bastante humedad...