13/07/2019, 18:43
Y a las diez en punto y cinco minutos ahí estaba yo. Vi a Eri en la rama de un arbol, tan gracil y serena como era ella, tan pelirroja y buenorra como estaba ella. Y mi cerebro se fundió por sobreexposición a la perfección. La saludé levantando el brazo como si tuviese un problema de coordinación y Stuffy se plantó en esa misma rama de un par de saltos como si no costase.
Les hice señas a los dos para que bajaran, y cuando ella lo hiciese tenía ensayado un maravilloso discurso para agradecerle su invitación y decir lo obvio, como lo bonito que estaba el día ahora que ella estaba en él.
— Hey. — pero no salió.
Les hice señas a los dos para que bajaran, y cuando ella lo hiciese tenía ensayado un maravilloso discurso para agradecerle su invitación y decir lo obvio, como lo bonito que estaba el día ahora que ella estaba en él.
— Hey. — pero no salió.
—Nabi—