16/07/2019, 05:22
Koke pareció entender que guardar el secreto era de primordial importancia. El factor sorpresa siempre solía ser decisivo en éstas cosas, y aunque él no lo supiese, decir un par de palabras de más podría delatar también a quien informó al Inuzuka, Rao. Ni por asomo quería Etsu que eso fuese así, sería lo último. Sin embargo, la revelación de las intenciones del genin había llenado de energía al otro chico, que con la mano alzada ofreció su ayuda.
—Me alegra saberlo, pero... no creo que sea buena idea. Déjame encargarme a mi, no quisiera poner en peligro a nadie más. Pero gracias de todos modos, Koke.
El chico meditó un instante, y llegó a la conclusión de que ninguno de Los Cuatro estaba por encima del otro. Además, contando con los dedos solo habían cuatro miembros. Etsu pensaba en un principio que podía ser cosa de que habían cuatro jefes, pero había por debajo un gran séquito, ya que controlaban una aldea y todos sus alrededores. Pero para bien o para mal, eso hacía mucho más sencillo el asunto.
Búho se encargaba de las entrevistas personales, un auténtico personaje que aspiraba a ser gran mafioso pero no sabía ni vestir. Oso era grande y fuerte, una auténtica bestia capaz de desencajar la mandíbula a una persona de un solo garrotazo. Éso también era un punto a saber, el grande usaba armas de contusión. Por otro lado, de Culebra y Puma no sabían nada mas que sus nombres. Etsu se llevó la mano hacia el mentón, rascandolo con parsimonia en lo que meditaba.
—Así que tengo que darle fuerte al gordo y grande, y los otros harán caso... entiendo.
»Entonces a quien me interesa conocer primero es a Oso, no a Búho —concluyó, mas contento que nada.
—Me alegra saberlo, pero... no creo que sea buena idea. Déjame encargarme a mi, no quisiera poner en peligro a nadie más. Pero gracias de todos modos, Koke.
El chico meditó un instante, y llegó a la conclusión de que ninguno de Los Cuatro estaba por encima del otro. Además, contando con los dedos solo habían cuatro miembros. Etsu pensaba en un principio que podía ser cosa de que habían cuatro jefes, pero había por debajo un gran séquito, ya que controlaban una aldea y todos sus alrededores. Pero para bien o para mal, eso hacía mucho más sencillo el asunto.
Búho se encargaba de las entrevistas personales, un auténtico personaje que aspiraba a ser gran mafioso pero no sabía ni vestir. Oso era grande y fuerte, una auténtica bestia capaz de desencajar la mandíbula a una persona de un solo garrotazo. Éso también era un punto a saber, el grande usaba armas de contusión. Por otro lado, de Culebra y Puma no sabían nada mas que sus nombres. Etsu se llevó la mano hacia el mentón, rascandolo con parsimonia en lo que meditaba.
—Así que tengo que darle fuerte al gordo y grande, y los otros harán caso... entiendo.
»Entonces a quien me interesa conocer primero es a Oso, no a Búho —concluyó, mas contento que nada.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~