19/07/2019, 01:48
Tras las correspondientes compras, el par de genin retomaron el camino a casa, a lo que podían llamar casa por un tiempo al menos. Cargaban con unas cuantas bolsas, pero eso no era ningún tipo de impedimento. Con paso firme y ligero, volvieron sobre sus pasos hasta plantarse nuevamente frente a la casa de Rao. Para sorpresa de ambos, la puerta no estaba cerrada.
—Vaya despiste, ¿no? —preguntó a Akane el Inuzuka.
Éste afirmó, sin pronunciar ladrido, o algún otro tipo de sonido. Pero si, evidentemente, estaba totalmente de acuerdo. No era momento para ir dejando la puerta abierta así como así, podría colarse cualquiera en casa de hacerlo. Adelantó unos pasos más, hasta situarse en el umbral de la puerta, y desde ahí golpeó con la diestra un par de veces la madera. Entre tanto, había de hacer equilibrio con la zurda para sujetar las bolsas de la compra.
—¡Rao, ya estamos de regreso! Con permiso... —y con las mismas, se adentró en la casa.
—Vaya despiste, ¿no? —preguntó a Akane el Inuzuka.
Éste afirmó, sin pronunciar ladrido, o algún otro tipo de sonido. Pero si, evidentemente, estaba totalmente de acuerdo. No era momento para ir dejando la puerta abierta así como así, podría colarse cualquiera en casa de hacerlo. Adelantó unos pasos más, hasta situarse en el umbral de la puerta, y desde ahí golpeó con la diestra un par de veces la madera. Entre tanto, había de hacer equilibrio con la zurda para sujetar las bolsas de la compra.
—¡Rao, ya estamos de regreso! Con permiso... —y con las mismas, se adentró en la casa.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~