20/07/2019, 23:22
—Tienes razón, hay algo especial. Este lugar es muy hogareño —asintió Juro—. He estado en tabernas, hoteles... por muchas zonas del mundo, pero nunca había visto un lugar tan... familiar. Las mesas están organizadas para que la gente hable entre ellos, y parece que se han esforzado mucho haciendo esta comida.
—Pues muchas gracias, joven —dijo el regente del albergue mientras entraba a la estancia y se acercaba a la mesa—. Mi nombre es Jokan.
—Yo soy Sir-Daria —dijo la muchacha que les había atendido antes, apareciendo detrás de él.
—Y el mío es Amu-Daria —exclamo otra, con voz y aspecto idéntico y que iba tras de ella.
Las muchachas esperaron, de pie la una junto a la otra, mientras su padre tomaba asiento.
—Interesante, ¿verdad? —pregunto a su maestro mientras las muchachas tomaban asiento.
Las muchachas no solo eran idénticas en apariencia, sino que incluso su voz era la misma; todo como si tratase de una especie de ilusión. Ambas se sentaron a la mesa y observaron a los invitados.
—Pues bien; ya que estamos todos, comencemos —dijo el dueño, haciendo un gesto de agradecimiento a los dioses—. ¡Buen provecho!
—Pues muchas gracias, joven —dijo el regente del albergue mientras entraba a la estancia y se acercaba a la mesa—. Mi nombre es Jokan.
—Yo soy Sir-Daria —dijo la muchacha que les había atendido antes, apareciendo detrás de él.
—Y el mío es Amu-Daria —exclamo otra, con voz y aspecto idéntico y que iba tras de ella.
Las muchachas esperaron, de pie la una junto a la otra, mientras su padre tomaba asiento.
—Interesante, ¿verdad? —pregunto a su maestro mientras las muchachas tomaban asiento.
Las muchachas no solo eran idénticas en apariencia, sino que incluso su voz era la misma; todo como si tratase de una especie de ilusión. Ambas se sentaron a la mesa y observaron a los invitados.
—Pues bien; ya que estamos todos, comencemos —dijo el dueño, haciendo un gesto de agradecimiento a los dioses—. ¡Buen provecho!