21/07/2019, 23:28
(Última modificación: 21/07/2019, 23:28 por Aotsuki Ayame.)
—Ah- ¡Ah! S-sí, n-no pasa nada —se apresuró a responder Ranko—. Sólo estoy… ahm… no sé. A-algo nerviosa. Creo. ¿Y usted? —preguntó, encogiéndose de hombros.
Y Ayame volvió a dirigirle una mirada cargada de extrañeza.
—¿Yo? Pues... no, la verdad es que no. Supongo que es porque ya he venido otras veces aquí y ya conozco el sitio más o menos —trató de explicarse, alzando también los hombros.
—N-no se preocupe, Aotsuki-san. I-imagino que harán u-un millar de platillos y postres de c-calabaza en esa fiesta. ¿No? C-creo que sería lindo probar eso. Creo.
Ella soltó una risilla.
—Si te digo la verdad, no tuve la ocasión de disfrutar demasiado de esa fiesta, pero seguro que sí. Lo único que llegué a ver es que la gente iba disfrazada y solían llevar máscaras de caras talladas en calabazas. Todo muy raro —le comentó.
En ese momento entraron en Yachi. Tal y como le había dicho, no había mucha actividad entre las calles, pero aún así vieron a varias personas paseando arriba y abajo o parándose en alguna de las varias tiendas que encontraron, algún que otro carromato entrando o saliendo del pueblo... incluso llegaron a cruzarse con una gallina que pasó frente a ellas a toda prisa.
—¿Quieres que vayamos en primer lugar a buscarte un sitio donde pasar la noche, Ranko-san?
Y Ayame volvió a dirigirle una mirada cargada de extrañeza.
—¿Yo? Pues... no, la verdad es que no. Supongo que es porque ya he venido otras veces aquí y ya conozco el sitio más o menos —trató de explicarse, alzando también los hombros.
—N-no se preocupe, Aotsuki-san. I-imagino que harán u-un millar de platillos y postres de c-calabaza en esa fiesta. ¿No? C-creo que sería lindo probar eso. Creo.
Ella soltó una risilla.
—Si te digo la verdad, no tuve la ocasión de disfrutar demasiado de esa fiesta, pero seguro que sí. Lo único que llegué a ver es que la gente iba disfrazada y solían llevar máscaras de caras talladas en calabazas. Todo muy raro —le comentó.
En ese momento entraron en Yachi. Tal y como le había dicho, no había mucha actividad entre las calles, pero aún así vieron a varias personas paseando arriba y abajo o parándose en alguna de las varias tiendas que encontraron, algún que otro carromato entrando o saliendo del pueblo... incluso llegaron a cruzarse con una gallina que pasó frente a ellas a toda prisa.
—¿Quieres que vayamos en primer lugar a buscarte un sitio donde pasar la noche, Ranko-san?