25/07/2019, 23:08
Y, justo en el momento en el que Ayame se decidió a intentar meterse en el agua, una exclamación a su espalda la sobresaltó:
—¡Eh!
Toda la felicidad que había sentido se esfumó como la débil llama de una vela soplada. Ayame se encogió como si hubiesen estado a punto de golpearla, y se volvió, temblando como un cervatillo. Para su horror, se encontró de nuevo cara a cara con Daruu, que se acercaba hacia ella absolutamente enfurruñado.
—¡Ten un poco de cuidado jopé!
La chiquilla le miró interrogante, y entonces sus ojos repararon en un montón de arena que sobresalía unos pocos metros más allá, en la monotonía de la playa; y que, a juzgar por la reacción de Daruu, parecía haber sido un castillo segundos atrás. Ayame ahogó una exclamación:
—¡Ay! Lo... Lo siento... Lo siento mucho... —lloriqueó, agachando la cabeza y con las manitas muy apretadas junto a sus costados—. Lo siento... Lo siento... Yo... Yo...
—¡Eh!
Toda la felicidad que había sentido se esfumó como la débil llama de una vela soplada. Ayame se encogió como si hubiesen estado a punto de golpearla, y se volvió, temblando como un cervatillo. Para su horror, se encontró de nuevo cara a cara con Daruu, que se acercaba hacia ella absolutamente enfurruñado.
—¡Ten un poco de cuidado jopé!
La chiquilla le miró interrogante, y entonces sus ojos repararon en un montón de arena que sobresalía unos pocos metros más allá, en la monotonía de la playa; y que, a juzgar por la reacción de Daruu, parecía haber sido un castillo segundos atrás. Ayame ahogó una exclamación:
—¡Ay! Lo... Lo siento... Lo siento mucho... —lloriqueó, agachando la cabeza y con las manitas muy apretadas junto a sus costados—. Lo siento... Lo siento... Yo... Yo...