18/11/2015, 18:01
Por un instante todo se sumió en la quietud y silencio de la noche. Todos esperaban que alguien más hiciera el primer movimiento. Los agresores se tornaron más precavidos, pues parecían haberse dado cuenta de que no se enfrentaban a un simple par de chiquillos desafiantes. Viendo la situación, Kazuma, se planteo el usar su katana y combatir con seriedad, y ese pensamiento era intensificado por las pequeñas cantidades de adrenalina que corrían por su cuerpo. Estuvo a punto, pero logro concentrar su atención en el suave rumiar de la olas nocturnas, permitiendo que su corazón se calmara y que su mente se mantuviera serena.
«Ahora estoy mejor» —fue lo que pensó mientras un leve suspiro se escapaba de sus labios.
Más sin embargo no todos parecían haberse calmado. Claro ejemplo de esto fue su compañero Karamaru, a quien la situación le emocionaba de sobremanera. Prueba de aquello, es que fue el primero en romper el cese al fuego, utilizando una extraña técnica y arremetiendo contra sus oponentes.
Uno de los dos matones que tenía enfrente ataco al Ishimura. Este reacciono como pudo, bloqueando un golpe dirigido a su cara. Rápidamente lanzo una patada a la rodilla del sujeto, la articulación cedió haciendo que este se hincara en el suelo y que quedara a la altura del peliblanco. El joven aprovecho aquello para propinarle un golpe que lo dejaría tirado sobre la arena.
Mientras el joven calvo se ocupaba de los otros dos a su manera.
Luego de reducir a uno, su compañero intento seguir su ejemplo, pero se apresuro y fue descuidado. Kazuma aprovecho aquello, y utilizando la anilla de su kunai le propino un golpe al pecho, algo que sin duda le dejaría sin aliento. El sujeto retrocedió tosiendo mientras su compañero intentaba levantarse.
Para aquel entonces, Karamaru ya habría terminado con sus adversarios.
—Esto se ha acabado para ustedes —sentencio.
Pero luego de aquellas palabras; el que parecía ser el líder hizo no serie de movimientos extraños, como si buscara algo entre sus ropas. Kazuma se acerco hacia él con la intención de detener lo que fuese que intentaba. Pero el sombrío sujeto fue más rápido y con un leve sonido de explosión, todo el lugar se sumergió en espesa nube de humo.
«Una bomba de humo» —pensó.
Previendo un ataque, el joven de piel morena lanzo un tajo hacia lo que estuviese frente a él. Pudo sentir como cortaba algo, pero la sensación fue tan efímera que dudo haberles alcanzado realmente. Para cuando el humo se disipara, en la playa solo estarían los dos jóvenes y la luz de una luna que recién escapa de su encierro entre las negras nubes.
«Ahora estoy mejor» —fue lo que pensó mientras un leve suspiro se escapaba de sus labios.
Más sin embargo no todos parecían haberse calmado. Claro ejemplo de esto fue su compañero Karamaru, a quien la situación le emocionaba de sobremanera. Prueba de aquello, es que fue el primero en romper el cese al fuego, utilizando una extraña técnica y arremetiendo contra sus oponentes.
Uno de los dos matones que tenía enfrente ataco al Ishimura. Este reacciono como pudo, bloqueando un golpe dirigido a su cara. Rápidamente lanzo una patada a la rodilla del sujeto, la articulación cedió haciendo que este se hincara en el suelo y que quedara a la altura del peliblanco. El joven aprovecho aquello para propinarle un golpe que lo dejaría tirado sobre la arena.
Mientras el joven calvo se ocupaba de los otros dos a su manera.
Luego de reducir a uno, su compañero intento seguir su ejemplo, pero se apresuro y fue descuidado. Kazuma aprovecho aquello, y utilizando la anilla de su kunai le propino un golpe al pecho, algo que sin duda le dejaría sin aliento. El sujeto retrocedió tosiendo mientras su compañero intentaba levantarse.
Para aquel entonces, Karamaru ya habría terminado con sus adversarios.
—Esto se ha acabado para ustedes —sentencio.
Pero luego de aquellas palabras; el que parecía ser el líder hizo no serie de movimientos extraños, como si buscara algo entre sus ropas. Kazuma se acerco hacia él con la intención de detener lo que fuese que intentaba. Pero el sombrío sujeto fue más rápido y con un leve sonido de explosión, todo el lugar se sumergió en espesa nube de humo.
«Una bomba de humo» —pensó.
Previendo un ataque, el joven de piel morena lanzo un tajo hacia lo que estuviese frente a él. Pudo sentir como cortaba algo, pero la sensación fue tan efímera que dudo haberles alcanzado realmente. Para cuando el humo se disipara, en la playa solo estarían los dos jóvenes y la luz de una luna que recién escapa de su encierro entre las negras nubes.