5/08/2019, 23:28
El marionetista sonrió. La mujer parecía más que razonable ahora, y puede que pudieran dejar atrás aquel lamentable accidente. Eran bienvenidos en aquel lugar, después de todo.
Aunque lo que vino después no fue mucho mejor.
—¡Es el Señor Feudal, rápido!¡Está pidiendo ayuda! ¡Alguien le está atacando!
« No me jodas » — Estaba en la enfermería, con Yota. El chico dudó. Teniendo a un ninja a su lado, ¿Por qué pedir ayuda? Yota estaba herido, pero tampoco tanto. Cabía la posibilidad de que durmiera o de que su herida fuera más grave de lo que pensaba. O también, otra opción podía ser...
No. No. Inconcebible. ¿Su compañero atacando al Señor Feudal? Por muy temperamental que fuese, él no haría algo así. Aunque recordaba lo mucho que le había costado suprimir su rabia con lo del perro. Juro deseó no haberle dejado solo. Solo esperó que estuviera bien.
—¡Por favor, Juro-san...! — La anciana intentó acudir, pero las piernas le fallaron.
Juro la sujetó por puro instinto, y la dejó reposar en asiento, con toda la suviadad que pudo con la prisa que tenía. Miró a la mujer, y luego a la puerta.
— No se preocupe, Yamauchi-san. ¡Iré a ver que ocurre! — Sin medir más palabra, salió corriendo hacia la puerta y la abriría de un empujón, saliendo al pasillo. Entonces, buscaría a alguno de las personas que había escuchado. Tanto si viera a alguien como si no, haría lo mismo: tratar de obtener respuestas, vociferando él también —. ¿Qué ocurre? ¿Dónde está el atacante?
Echaría a correr hacia la enfermeria (o al menos, donde recordaba que habían dejado a Yota), puesto que según la anciana, era el lugar dónde debía de estar...
Aunque lo que vino después no fue mucho mejor.
—¡Es el Señor Feudal, rápido!¡Está pidiendo ayuda! ¡Alguien le está atacando!
« No me jodas » — Estaba en la enfermería, con Yota. El chico dudó. Teniendo a un ninja a su lado, ¿Por qué pedir ayuda? Yota estaba herido, pero tampoco tanto. Cabía la posibilidad de que durmiera o de que su herida fuera más grave de lo que pensaba. O también, otra opción podía ser...
No. No. Inconcebible. ¿Su compañero atacando al Señor Feudal? Por muy temperamental que fuese, él no haría algo así. Aunque recordaba lo mucho que le había costado suprimir su rabia con lo del perro. Juro deseó no haberle dejado solo. Solo esperó que estuviera bien.
—¡Por favor, Juro-san...! — La anciana intentó acudir, pero las piernas le fallaron.
Juro la sujetó por puro instinto, y la dejó reposar en asiento, con toda la suviadad que pudo con la prisa que tenía. Miró a la mujer, y luego a la puerta.
— No se preocupe, Yamauchi-san. ¡Iré a ver que ocurre! — Sin medir más palabra, salió corriendo hacia la puerta y la abriría de un empujón, saliendo al pasillo. Entonces, buscaría a alguno de las personas que había escuchado. Tanto si viera a alguien como si no, haría lo mismo: tratar de obtener respuestas, vociferando él también —. ¿Qué ocurre? ¿Dónde está el atacante?
Echaría a correr hacia la enfermeria (o al menos, donde recordaba que habían dejado a Yota), puesto que según la anciana, era el lugar dónde debía de estar...
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60