7/08/2019, 04:55
Estaba claro que Kaido no entendía una mierda de lo que hablaban. Ni conocía los lugares, ni comprendía —o fingiría entender—. los chistes de raza que solían profesar los tiburones. Daba igual. No es que fuese a generar mayor simpatía en sus familiares lejanos si se echase a reír como un imbécil. Mantuvo su temple serio y aguardó a que las carcajadas cesasen para seguir ahondando en el asunto. Aunque antes tuvo que preguntarse a sí mismo algo muy, pero muy, pero muy, pero muuuuuy importante.
«¿Acaso las nutrias tienen pelo?»
—¿Y qué haremos ahí? ¿exterminar nutrias peludas? —exterminar, matar, asesinar. Su vida se había convertido en una película de defunciones y sangre desde que había abandonado Amegakure. Y la tendencia, visto lo visto, no parecía querer cambiar en un futuro cercano.
«¿Acaso las nutrias tienen pelo?»
—¿Y qué haremos ahí? ¿exterminar nutrias peludas? —exterminar, matar, asesinar. Su vida se había convertido en una película de defunciones y sangre desde que había abandonado Amegakure. Y la tendencia, visto lo visto, no parecía querer cambiar en un futuro cercano.