12/08/2019, 13:38
Daruu sonrió ampliamente, con lágrimas en los ojos. ¡Estaba viva! Aunque le duró muy poco la sonrisa. Ayame se pegó un berrinche que hubiera roto en pedazos cualquier aparato de medición de la contaminación acústica. Daruu chasqueó la lengua y se apartó, molesto, tapándose los oídos.
—¡Ay!
Pero Ayame seguía sollozando. Tal vez con menor intensidad. Y era contagioso.
—Pero... no llores... porque si lloras... voy a llorar yo y... ¡¡BUAAAAAAAAAAAAA MAMÁAAAAA!!
—¡Ay!
Pero Ayame seguía sollozando. Tal vez con menor intensidad. Y era contagioso.
—Pero... no llores... porque si lloras... voy a llorar yo y... ¡¡BUAAAAAAAAAAAAA MAMÁAAAAA!!