19/11/2015, 21:22
~ ¿Esto es un genjutsu...? ~ Se preguntaba a si misma la kunoichi que no terminaba de entender lo que estaba pasando. Era la primera vez en toda su vida que alguien le dedicaba cumplidos, aunque algunos no los terminaba de entender pero sabía bien que se refería a algo positivo.
La cabeza de la chica estaba que explotaba, su rostro se ruborizaba más y más y estaba empezando a temblar a causa de esto. En eso, su mano fue tomada y no de una manera brusca, sino más bien con delicadeza para hacer que se cerrase con la joya en el centro de la palma indicando claramente las intenciones que tenía el chico respecto de aquel objeto.
Ritsuko estaba a punto de tener un ataque de pánico, esperaba que la insultasen, intentasen sacársela de encima o que la ignorasen pero nunca que la empezaran a halagar, le hicieran un regalo y para rematar ese pedido que le habían hecho. ~ ¿Qué está pasando...? ~ Se cuestionó una vez más la chica que siquiera sabía que responder pero mantenía la gema aprisionada en su mano con firmeza.
Mientras la chica seguía en shock pudo escuchar una voz retumbando en su cabeza, era la inconfundible voz de su madre que decía. - Acepta... - Seguida de un eco de lo más molesto puesto que no hacía más que retumbar en la cabeza de la chica como si se tratase de un salón inmenso y vacío.
La voz de su madre seguía repitiendo esa misma palabra una y otra vez haciendo que a la pelirroja comenzase a darle un leve dolor de cabeza, por lo que no le quedó de otra que intentar seguir la conversación con el shinobi de Amegakure. - ¿Es en serio...? - Preguntó con cierta timidez al chico que seguía delante suyo. - Digo... Soy un bicho raro, no tiene mucho sentido lo que dices... - Se apresuró a agregar en un intento por no darle a entender que rechazaría la propuesta que en el fondo de su ser quería aceptar y de ahí que su teórica madre estuviese tan insistente con el asunto.
La cabeza de la chica estaba que explotaba, su rostro se ruborizaba más y más y estaba empezando a temblar a causa de esto. En eso, su mano fue tomada y no de una manera brusca, sino más bien con delicadeza para hacer que se cerrase con la joya en el centro de la palma indicando claramente las intenciones que tenía el chico respecto de aquel objeto.
Ritsuko estaba a punto de tener un ataque de pánico, esperaba que la insultasen, intentasen sacársela de encima o que la ignorasen pero nunca que la empezaran a halagar, le hicieran un regalo y para rematar ese pedido que le habían hecho. ~ ¿Qué está pasando...? ~ Se cuestionó una vez más la chica que siquiera sabía que responder pero mantenía la gema aprisionada en su mano con firmeza.
Mientras la chica seguía en shock pudo escuchar una voz retumbando en su cabeza, era la inconfundible voz de su madre que decía. - Acepta... - Seguida de un eco de lo más molesto puesto que no hacía más que retumbar en la cabeza de la chica como si se tratase de un salón inmenso y vacío.
La voz de su madre seguía repitiendo esa misma palabra una y otra vez haciendo que a la pelirroja comenzase a darle un leve dolor de cabeza, por lo que no le quedó de otra que intentar seguir la conversación con el shinobi de Amegakure. - ¿Es en serio...? - Preguntó con cierta timidez al chico que seguía delante suyo. - Digo... Soy un bicho raro, no tiene mucho sentido lo que dices... - Se apresuró a agregar en un intento por no darle a entender que rechazaría la propuesta que en el fondo de su ser quería aceptar y de ahí que su teórica madre estuviese tan insistente con el asunto.