28/08/2019, 17:08
(Última modificación: 28/08/2019, 17:08 por Amedama Daruu.)
Contra todo pronóstico, la violenta tormenta había apagado incluso los ánimos de la risueña Kiroe. De mal humor, todos aguantaron el chaparrón hasta que la tormenta amainó un poco. Donde hubo un torrente ahora había un chubasco débil con nubes dispersas.
Daruu salió de la cueva.
—Apenas llueve ya.
—¡Perfecto, al fin! —exclamó Kiroe, exasperada, y se revolvió el cabello mientras profería un sonoro bostezo—. Zetsuo, ¿crees que podrías invocar un par de águilas ahora?
Daruu levantó una ceja. «¿Invocar... águilas?»
Daruu salió de la cueva.
—Apenas llueve ya.
—¡Perfecto, al fin! —exclamó Kiroe, exasperada, y se revolvió el cabello mientras profería un sonoro bostezo—. Zetsuo, ¿crees que podrías invocar un par de águilas ahora?
Daruu levantó una ceja. «¿Invocar... águilas?»