31/08/2019, 13:41
Ayame se acercó corriendo, preocupada por Kori, y se acuclilló a su lado.
—¿Hermano? ¿Pero qué haces durmiendo aquí? ¡Te vas a quemar!
«No, no se va a quemar», pensó Daruu, «al menos no más de lo que ya se ha quemado.»
Kōri abrió de repente los ojos y se incorporó de golpe, sin el más mínimo ápice de emoción en su rostro. Ni siquiera en aquellos ojos gélidos que contemplaban a los dos muchachos sin saber lo que estaba ocurriendo. Con un gesto lánguido, alzó una mano y se quitó un trozo de alga verdosa que se le había quedado enganchada en el pelo.
—Oh, vaya. He vuelto.
«¿¡Cómo que "oh, vaya"!? ¿¡Y vuelto!? ¿¡Vuelto de dónde!?»
Zetsuo gruñó en voz baja. Kiroe soltó una risilla divertida y se deleitó con el roce del viento en sus cabellos. Se permitió hacer girar el cuello y rodar los hombros, poniéndose a gusto.
—¿Sabes? Daruu-kun ya sabe usar el Byakugan... —canturreó.
—¿Hermano? ¿Pero qué haces durmiendo aquí? ¡Te vas a quemar!
«No, no se va a quemar», pensó Daruu, «al menos no más de lo que ya se ha quemado.»
Kōri abrió de repente los ojos y se incorporó de golpe, sin el más mínimo ápice de emoción en su rostro. Ni siquiera en aquellos ojos gélidos que contemplaban a los dos muchachos sin saber lo que estaba ocurriendo. Con un gesto lánguido, alzó una mano y se quitó un trozo de alga verdosa que se le había quedado enganchada en el pelo.
—Oh, vaya. He vuelto.
«¿¡Cómo que "oh, vaya"!? ¿¡Y vuelto!? ¿¡Vuelto de dónde!?»
· · ·
Zetsuo gruñó en voz baja. Kiroe soltó una risilla divertida y se deleitó con el roce del viento en sus cabellos. Se permitió hacer girar el cuello y rodar los hombros, poniéndose a gusto.
—¿Sabes? Daruu-kun ya sabe usar el Byakugan... —canturreó.