31/08/2019, 17:37
—¿¡Pero qué están haciendo!? —chilló un incrédulo Daruu, desde la orilla.
Junto a él, Ayame contemplaba la escena igual de horrorizada. En el interior del mar, el águila que transportaba a sus padres daba violentos bandazos a izquierda y a derecha, subiendo y bajando, tratando de mantener el equilibrio por los dos adultos que no dejaban de batallar sobre su lomo. Pero al final no pudo soportarlo por más tiempo, y Ayame pegó un chillido cuando el ave se desplomó sobre el mar con una densa nube de espuma y agua que los engulló por completo.
Y es que los adultos muchas veces son peores que los niños.
Tras varios largos segundos de tensión, tanto Kiroe como Zetsuo surgieron de las aguas, empapados de los pies a la cabeza y aún enzarzados como dos enamorados que se odiaran a no más poder.
—¡Esto ha pasado por tu insistencia en tirarme del pájaro! ¡Eres un insensato, y un cruel! —exclamaba Kiroe, y entonces esbozó una sonrisa picaresca—. Y ni siquiera has podido hacerlo sin caerte tú mismo.
—¡¡Esto ha pasado por tu insistencia en DAR POR CULO!! —la corrigió el médico, con sus chispeantes ojos clavados a escasos centímetros de los de la mujer—. Así que... ¿¡POR QUÉ NO CIERRAS LA PUTA BOCA DURANTE CINCO MINUTOS?!
Ramu, igual de empapada, salió a la costa junto a los dos chiquillos.
—Son peor que dos pollos. Yo me largo —masculló, antes de desvanecerse en una nube de humo.
Junto a él, Ayame contemplaba la escena igual de horrorizada. En el interior del mar, el águila que transportaba a sus padres daba violentos bandazos a izquierda y a derecha, subiendo y bajando, tratando de mantener el equilibrio por los dos adultos que no dejaban de batallar sobre su lomo. Pero al final no pudo soportarlo por más tiempo, y Ayame pegó un chillido cuando el ave se desplomó sobre el mar con una densa nube de espuma y agua que los engulló por completo.
Y es que los adultos muchas veces son peores que los niños.
Tras varios largos segundos de tensión, tanto Kiroe como Zetsuo surgieron de las aguas, empapados de los pies a la cabeza y aún enzarzados como dos enamorados que se odiaran a no más poder.
—¡Esto ha pasado por tu insistencia en tirarme del pájaro! ¡Eres un insensato, y un cruel! —exclamaba Kiroe, y entonces esbozó una sonrisa picaresca—. Y ni siquiera has podido hacerlo sin caerte tú mismo.
—¡¡Esto ha pasado por tu insistencia en DAR POR CULO!! —la corrigió el médico, con sus chispeantes ojos clavados a escasos centímetros de los de la mujer—. Así que... ¿¡POR QUÉ NO CIERRAS LA PUTA BOCA DURANTE CINCO MINUTOS?!
Ramu, igual de empapada, salió a la costa junto a los dos chiquillos.
—Son peor que dos pollos. Yo me largo —masculló, antes de desvanecerse en una nube de humo.