31/08/2019, 18:42
Los dos adultos salieron al fin del agua, aún entre resoplidos, maldiciones y renovados insultos, pero ambos ilesos.
—Ha... hasta luego, Ayame-san
—Um... adiós... —respondió ella débilmente, apartando la mirada.
Tras un breve intercambio, Kiroe se llevó a Daruu y Zetsuo hizo lo propio con sus propios hijos:
—¡Vamos, Ayame! ¡K... Kōri! ¿Pero es que no te has echado protección solar?
—Yo... Me perdí —respondió el muchacho, tan escueto como sólo él podía ser.
—¡Bah! ¡Volvamos a casa de una condenada vez! ¡Y que sea la última vez que bajas a la playa tú sola, niña!
La pequeña Ayame hundió los hombros.
—S... Sí...
—¡Y desde hoy vas a estar entrenando mañana y tarde! ¿Me has entendido? ¡De aquí no nos vamos hasta que no aprendas a nadar como mínimo!
Ella volvió a asentir, con un puchero haciendo temblar su labio inferior. En un momento dado se giró por última vez hacia el camino que habían tomado Daruu y su madre, pensativa. Aquella había sido una experiencia horrible y no deseaba repetirla por nada del mundo. Pero, allí en la isla, durante un breve instante de tiempo, había sentido algo parecido a tener algo como un amigo...
«No seas tonta...» Se reprendió, sacudiendo la cabeza con lágrimas en los ojos—. «¿Quién iba a querer ser amigo de un alien?»
El primer día de las vacaciones de verano había sido increíblemente ajetreado. Y eso que aún quedaban muchos por venir.
—Ha... hasta luego, Ayame-san
—Um... adiós... —respondió ella débilmente, apartando la mirada.
Tras un breve intercambio, Kiroe se llevó a Daruu y Zetsuo hizo lo propio con sus propios hijos:
—¡Vamos, Ayame! ¡K... Kōri! ¿Pero es que no te has echado protección solar?
—Yo... Me perdí —respondió el muchacho, tan escueto como sólo él podía ser.
—¡Bah! ¡Volvamos a casa de una condenada vez! ¡Y que sea la última vez que bajas a la playa tú sola, niña!
La pequeña Ayame hundió los hombros.
—S... Sí...
—¡Y desde hoy vas a estar entrenando mañana y tarde! ¿Me has entendido? ¡De aquí no nos vamos hasta que no aprendas a nadar como mínimo!
Ella volvió a asentir, con un puchero haciendo temblar su labio inferior. En un momento dado se giró por última vez hacia el camino que habían tomado Daruu y su madre, pensativa. Aquella había sido una experiencia horrible y no deseaba repetirla por nada del mundo. Pero, allí en la isla, durante un breve instante de tiempo, había sentido algo parecido a tener algo como un amigo...
«No seas tonta...» Se reprendió, sacudiendo la cabeza con lágrimas en los ojos—. «¿Quién iba a querer ser amigo de un alien?»
El primer día de las vacaciones de verano había sido increíblemente ajetreado. Y eso que aún quedaban muchos por venir.