2/09/2019, 16:51
”Concéntrate.”
—¡Pobre! ¡Ya la confundiste con tu incesante balbuceo sobre los bollos!
”Concéntrate. Diles que puedes comer uno y beber del otro al mismo tiempo. ¡Todos ganan! Dilo. Sólo tienes que abrir la boca.”
—¿Yo? ¡Si alguien la confundió fuiste tú, vieja fofa!
”¡O puedes irte de aquí! Si te vas dejarán de pelear y… Ay, no, ¿y si pelean en serio porque yo me vaya? ¡En qué molestia me habría convertido! ¡De seguro pondrían mi rostro en carteles! ‘Se busca, por ilusionar venteros, no comprarles nada y dejarlos hablando solos’. ¡Qué horrible destino! No, entonces tienes que comprarles algo. Vamos, dilo. ‘Me da un bollo y un té’.”
Pero la insistencia de ambos, así como el creciente volumen de su discusión, no dejaba actuar a la chica.
—¿Vieja? ¿¿Fofa?? ¡Si no hubiera una señorita presente, te aplastaría esa cabeza de bollo que tienes con un manotazo!
—¿¿Cabeza de bollo?? ¡Pues gracias a ti la señorita no sabe ni qué tomar! ¡Apuesto a que venía con antojo de algo para comer, pero noooo! ¡Doña aguas de sabores tenía que meterse de nuevo!
Ambos estaban al borde de lanzarse sobre el otro, justo cuando vieron a otro transeúnte pasar cerca.
—¡Pues veamos si tus bollos fofos realmente son lo que un viajero necesita! ¡Jovencito!
La mujer pasó de Ranko y se dirigió al chico de peinado curioso y el arete en una oreja. Tenía semblante molesto, pero a los venteros no les importó.
—¡Te ves como que has viajado un montón! ¿No se te antoja algo de beber para refrescarte? Porque, claro, ¡Si fuese algo seco, seguro te atoraría en tu garganta!
—¡Pero si fuese un delicioso bollo relleno —comenzó el hombre, dirigiéndose también al chico mientras cruzaba los brazos y se plantaba al lado de Ranko —estarías llenísimo de energía para continuar tu viaje! No, ¡Para hacerlo dos veces más!
—Y-yo… M-me da… —Pero la voz de la chica se hizo tan queda que se perdió entre los gritos de los venteros. Se encogió mentalmente, como si fuese un gazapo intentando no ser visto por dos halcones hambrientos. Apenas y pudo alzar la vista al chico, pues presentía que él creería que Ranko misma era parte de la discusión.
"No debí de tener hambre…"
—¡Pobre! ¡Ya la confundiste con tu incesante balbuceo sobre los bollos!
”Concéntrate. Diles que puedes comer uno y beber del otro al mismo tiempo. ¡Todos ganan! Dilo. Sólo tienes que abrir la boca.”
—¿Yo? ¡Si alguien la confundió fuiste tú, vieja fofa!
”¡O puedes irte de aquí! Si te vas dejarán de pelear y… Ay, no, ¿y si pelean en serio porque yo me vaya? ¡En qué molestia me habría convertido! ¡De seguro pondrían mi rostro en carteles! ‘Se busca, por ilusionar venteros, no comprarles nada y dejarlos hablando solos’. ¡Qué horrible destino! No, entonces tienes que comprarles algo. Vamos, dilo. ‘Me da un bollo y un té’.”
Pero la insistencia de ambos, así como el creciente volumen de su discusión, no dejaba actuar a la chica.
—¿Vieja? ¿¿Fofa?? ¡Si no hubiera una señorita presente, te aplastaría esa cabeza de bollo que tienes con un manotazo!
—¿¿Cabeza de bollo?? ¡Pues gracias a ti la señorita no sabe ni qué tomar! ¡Apuesto a que venía con antojo de algo para comer, pero noooo! ¡Doña aguas de sabores tenía que meterse de nuevo!
Ambos estaban al borde de lanzarse sobre el otro, justo cuando vieron a otro transeúnte pasar cerca.
—¡Pues veamos si tus bollos fofos realmente son lo que un viajero necesita! ¡Jovencito!
La mujer pasó de Ranko y se dirigió al chico de peinado curioso y el arete en una oreja. Tenía semblante molesto, pero a los venteros no les importó.
—¡Te ves como que has viajado un montón! ¿No se te antoja algo de beber para refrescarte? Porque, claro, ¡Si fuese algo seco, seguro te atoraría en tu garganta!
—¡Pero si fuese un delicioso bollo relleno —comenzó el hombre, dirigiéndose también al chico mientras cruzaba los brazos y se plantaba al lado de Ranko —estarías llenísimo de energía para continuar tu viaje! No, ¡Para hacerlo dos veces más!
—Y-yo… M-me da… —Pero la voz de la chica se hizo tan queda que se perdió entre los gritos de los venteros. Se encogió mentalmente, como si fuese un gazapo intentando no ser visto por dos halcones hambrientos. Apenas y pudo alzar la vista al chico, pues presentía que él creería que Ranko misma era parte de la discusión.
"No debí de tener hambre…"
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