8/09/2019, 20:47
Tras un buen rato de acecho, Scylio y Kaido llegaron finalmente al territorio de las orcas. Allí, escondido entre algas; no le pasó desapercibido lo espléndidas que eran aquellas criaturas, casi al mismo nivel que los tiburones. De hecho, era la primera vez que veía a una orca en el mar. Y así de cerca, entendió porqué la rivalidad entre ambas razas: una se podía comer a la otra de un bocado, y de alguna manera, eran los rivales predilectos del mar como podían serlo los leones y las hienas en las calurosas llanuras del País del Rayo.
Lo que oyeron fue a un par de orcas adolescentes —que, para Kaido, podían haber sido adultas por su inmenso tamaño—. charlar efusivamente acerca de los humanos de una forma más cálida que cualquier tiburón que hubiese conocido. Incluso había recibido un presente, unas jodidas gafas, por surreal que pudiera parecer. Luego, Scylio captó otra cosa: a una cría, pero que parecía estar custodiada. De igual forma, era una víctima mucho más peligrosa y que despertaría mucha más ira que la vívida curiosidad de un par de adolescentes, así que Kaido, en lo personal, ya lo tenía bastante claro.
—Las adolescentes, mejor. Mayores, pero supongo que no totalmente experimentadas. Orgullosas... que pueden cazar a dos tiburones inferiores y ganarse una aleteadita del resto por el gran mérito. ¿Qué dices? —susurró, también, muy pero muy bajo.
Lo que oyeron fue a un par de orcas adolescentes —que, para Kaido, podían haber sido adultas por su inmenso tamaño—. charlar efusivamente acerca de los humanos de una forma más cálida que cualquier tiburón que hubiese conocido. Incluso había recibido un presente, unas jodidas gafas, por surreal que pudiera parecer. Luego, Scylio captó otra cosa: a una cría, pero que parecía estar custodiada. De igual forma, era una víctima mucho más peligrosa y que despertaría mucha más ira que la vívida curiosidad de un par de adolescentes, así que Kaido, en lo personal, ya lo tenía bastante claro.
—Las adolescentes, mejor. Mayores, pero supongo que no totalmente experimentadas. Orgullosas... que pueden cazar a dos tiburones inferiores y ganarse una aleteadita del resto por el gran mérito. ¿Qué dices? —susurró, también, muy pero muy bajo.