13/09/2019, 13:14
Kazuma ya estaba dormido cuando llegó. Juro sonrió. Sintió algo de ternura al ver a su alumno de esa forma. ¿Se habría pasado con él? Bueno, en el lugar dónde estaban, la piedad no era más que un arma de doble filo, que podría matar a aquel que intentaba ayudar. Igualmente, Juro creyó que la marcha del día de hoy le serviría. Había aprendido mucho.
En fin, era hora de dormir. Juro se acostó y trató de conciliar el sueño. Temió que su manía de dormir en la misma cama hiciera que le costase dormir en otras.
Sin embargo, lo que al final le molestó fue otra cosa. Un murmullo.
« Maldita lluvia » — pensó, para sí. Pero entonces, se dio cuenta de un detalle: no sonaba a la lluvia. De hecho, parecía otra cosa, aunque le resultase ridícula.
Era su cuerpo. Había un silencio tan sepulcral, que escuchaba su corazón. Su sangre. Todo su ser. De repente, se dio cuenta de que la cosa iba peor de lo que había creído: no podía escuchar absolutamente nada del exterior. Aquel silencio era antinatural, de alguna manera. ¿Cómo era posible que no escuchase el suelo crujir, o la puerta, o alguna cama moverse? ¿Por qué no podía escuchar el sonido de la lluvia en el exterior? No, no era que estuviera aislado. Algo estaba pasando.
¿Una droga? ¿Un jutsu? No estaba seguro. Decidió actuar con precaución.
En primer lugar, intentó levantarse y comprobar si su cuerpo actuaba correctamente conforme Juro quería. Aprovechando, comprobó si su futon hacía alguna clase de ruido o movimiento, o si el suelo se resentía, conforme él se levantaba. Pasara lo que pasara, decidiría despertar a su alumno.
— Kazuma-kun, despierta — ordenó. De paso, comprobó si podía escuchar sus propias palabras.
En fin, era hora de dormir. Juro se acostó y trató de conciliar el sueño. Temió que su manía de dormir en la misma cama hiciera que le costase dormir en otras.
Sin embargo, lo que al final le molestó fue otra cosa. Un murmullo.
« Maldita lluvia » — pensó, para sí. Pero entonces, se dio cuenta de un detalle: no sonaba a la lluvia. De hecho, parecía otra cosa, aunque le resultase ridícula.
Era su cuerpo. Había un silencio tan sepulcral, que escuchaba su corazón. Su sangre. Todo su ser. De repente, se dio cuenta de que la cosa iba peor de lo que había creído: no podía escuchar absolutamente nada del exterior. Aquel silencio era antinatural, de alguna manera. ¿Cómo era posible que no escuchase el suelo crujir, o la puerta, o alguna cama moverse? ¿Por qué no podía escuchar el sonido de la lluvia en el exterior? No, no era que estuviera aislado. Algo estaba pasando.
¿Una droga? ¿Un jutsu? No estaba seguro. Decidió actuar con precaución.
En primer lugar, intentó levantarse y comprobar si su cuerpo actuaba correctamente conforme Juro quería. Aprovechando, comprobó si su futon hacía alguna clase de ruido o movimiento, o si el suelo se resentía, conforme él se levantaba. Pasara lo que pasara, decidiría despertar a su alumno.
— Kazuma-kun, despierta — ordenó. De paso, comprobó si podía escuchar sus propias palabras.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60