14/09/2019, 00:53
—Aaghh, Corozzio, ¡maldito! ¡Me diste a mí también! —se quejó, revolviéndose en el agua.
—Vaya, ¡disculpa prima! Tenía que enseñar a este cerebro de medusa, a este gusano de mar, a este engendro terrícola quien manda aquí.
A lo lejos, hubo movimiento. Algunas orcas habían oído el chillido y empezaban a preguntarse qué estaba pasando.
—Oye, prima. ¿Se me cayeron las gafas?
—¿Eh? —La orca abrió al fin los ojos y le observó—. No, no. Las tienes. ¿Por qué lo preguntas?
—No, por nada. Es que… ¿Tú ves a…?
—¿Aaa…? ¡AAAAAAAAAHHHHHH! ¡Ha desaparecido! ¡El muy mierda ha desaparecido!
—¡Eso te digo prima! ¡Eso te estoy diciendo!
Como locos, empezaron a girar sobre sí mismas. Una, otra, y otra vez. Izquierda, derecha, arriba, abajo. Hasta que se cansaron y empezaron a emitir silbidos interrumpidos, que casi sonaban a chillidos.
—¡¡AHÍ!! —gritaron al unísono, viajando como torpedos hacia el tiburón.
—¡¡¡NO ESCAPARÁS!!!
—¡¡¡PUUUUUTTTOOOO KAAAAAIIIIIDDDDOOOOOOOOOOOOO!!!
Oh, sí. Porque al tiburón que habían pescado era Scylio, quien hasta entonces estaba la mar de conforme en un más que discreto y seguro segundo plano. Salió escopeteado de las algas en las que estaba escondido y trató de rodearlas en dirección a Kaido.
—¿Un tiburón?
—¡Un tiburón! —exclamó Corozzio, que pronto empezó a emitir de nuevo los mismos sonidos, aunque esta vez más largos e ininterrumpidos.
Y voces, esta vez procedentes de lejos, respondieron. El plan estaba en marcha. ¿Llegarían vivos a destino? Kaido, desde luego, iba lento pero seguro. Especialmente lento. Muy lento.
—Vaya, ¡disculpa prima! Tenía que enseñar a este cerebro de medusa, a este gusano de mar, a este engendro terrícola quien manda aquí.
A lo lejos, hubo movimiento. Algunas orcas habían oído el chillido y empezaban a preguntarse qué estaba pasando.
—Oye, prima. ¿Se me cayeron las gafas?
—¿Eh? —La orca abrió al fin los ojos y le observó—. No, no. Las tienes. ¿Por qué lo preguntas?
—No, por nada. Es que… ¿Tú ves a…?
—¿Aaa…? ¡AAAAAAAAAHHHHHH! ¡Ha desaparecido! ¡El muy mierda ha desaparecido!
—¡Eso te digo prima! ¡Eso te estoy diciendo!
Como locos, empezaron a girar sobre sí mismas. Una, otra, y otra vez. Izquierda, derecha, arriba, abajo. Hasta que se cansaron y empezaron a emitir silbidos interrumpidos, que casi sonaban a chillidos.
—¡¡AHÍ!! —gritaron al unísono, viajando como torpedos hacia el tiburón.
—¡¡¡NO ESCAPARÁS!!!
—¡¡¡PUUUUUTTTOOOO KAAAAAIIIIIDDDDOOOOOOOOOOOOO!!!
Oh, sí. Porque al tiburón que habían pescado era Scylio, quien hasta entonces estaba la mar de conforme en un más que discreto y seguro segundo plano. Salió escopeteado de las algas en las que estaba escondido y trató de rodearlas en dirección a Kaido.
—¿Un tiburón?
—¡Un tiburón! —exclamó Corozzio, que pronto empezó a emitir de nuevo los mismos sonidos, aunque esta vez más largos e ininterrumpidos.
Y voces, esta vez procedentes de lejos, respondieron. El plan estaba en marcha. ¿Llegarían vivos a destino? Kaido, desde luego, iba lento pero seguro. Especialmente lento. Muy lento.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado