25/11/2015, 21:16
El único motivo que retenía a Ritsuko frente a este chico que la había tratado peor que cualquier otro desconocido era la curiosidad, ese supuesto poder que el árbol sagrado poseía y que nada le aseguraba que el relato que fuese a escuchar fuese falso, aunque tampoco podía estarse segura de que fuese verdad.
En cualquier caso, la pelirroja quería escuchar el cuento, ya luego se encargaría de hacer el juicio de valor vía mental para evitar que el tipo tenga otra rabieta como había tenido antes.
—. No recuerdo qué pasó esa noche. A veces sueño con ello, me aparecen imágenes… Pero al despertar se me olvida casi todo.
Fueron las oraciones que dieron fin al relato, del chico. Lo único que la kunoichi pudo hacer al respecto fue mirarle estupefacta como si se acabase de inventar que montó un unicornio morado y se fue a recoger jamón estelar. - ¿En serio...? - Fue lo único que logró a decir la chica que no terminaba de captar la historia de ese milagro. Es decir, ¿Qué padre deja a su hijo a la sombra de un árbol durante una noche? Por mucho que sea en el centro de una aldea shinobi es un tanto chocante, ni siquiera el padre de ella había hecho tal cosa.
Pero bien, lo mejor era no decir nada al respecto y dejar que la conversación se desviase a lo que él mencionó más tarde, eso del motivo del árbol para haberle salvado. - Lo más probable es que el milagro haya pasado por algún motivo particular, y también es posible que no sepamos para que nacimos hasta el momento de morir... - Decía la pelirroja que pasó a rascarse la nuca con una mueca de confusión en el rostro.
Luego de unos instantes tratando de razonar alguna posible respuesta lógica a lo dicho, suspiró y bajó su mano dejándola en su posición natural a un lado de su cuerpo. - Lo que yo creo es que uno muere, no importa cómo, significa que cumplió su objetivo en este mundo y por eso no tiene nada más que hacer. -
Si bien, Ritsuko estaba hablando con seriedad y además estaba dando datos acerca de su propia forma de tomarse la vida, el maquillaje de su rostro seguramente le estaría quitando algo de credibilidad, aunque no saldría de la costumbre.
En cualquier caso, la pelirroja quería escuchar el cuento, ya luego se encargaría de hacer el juicio de valor vía mental para evitar que el tipo tenga otra rabieta como había tenido antes.
—. No recuerdo qué pasó esa noche. A veces sueño con ello, me aparecen imágenes… Pero al despertar se me olvida casi todo.
Fueron las oraciones que dieron fin al relato, del chico. Lo único que la kunoichi pudo hacer al respecto fue mirarle estupefacta como si se acabase de inventar que montó un unicornio morado y se fue a recoger jamón estelar. - ¿En serio...? - Fue lo único que logró a decir la chica que no terminaba de captar la historia de ese milagro. Es decir, ¿Qué padre deja a su hijo a la sombra de un árbol durante una noche? Por mucho que sea en el centro de una aldea shinobi es un tanto chocante, ni siquiera el padre de ella había hecho tal cosa.
Pero bien, lo mejor era no decir nada al respecto y dejar que la conversación se desviase a lo que él mencionó más tarde, eso del motivo del árbol para haberle salvado. - Lo más probable es que el milagro haya pasado por algún motivo particular, y también es posible que no sepamos para que nacimos hasta el momento de morir... - Decía la pelirroja que pasó a rascarse la nuca con una mueca de confusión en el rostro.
Luego de unos instantes tratando de razonar alguna posible respuesta lógica a lo dicho, suspiró y bajó su mano dejándola en su posición natural a un lado de su cuerpo. - Lo que yo creo es que uno muere, no importa cómo, significa que cumplió su objetivo en este mundo y por eso no tiene nada más que hacer. -
Si bien, Ritsuko estaba hablando con seriedad y además estaba dando datos acerca de su propia forma de tomarse la vida, el maquillaje de su rostro seguramente le estaría quitando algo de credibilidad, aunque no saldría de la costumbre.