24/09/2019, 01:21
Ninguna de las orcas había visto cosa igual. Como si aquel humano azul fuese el mismísimo hijo del Oceáno, invocó su favor y manejó sus aguas para formar un gigantesco pez demoníaco que le envolvió entre sus aletas como una madre haría con su hijo. Las orcas parecieron recular. Treinta jodidas orcas, contra un solo tiburón, y por primera vez en sus vidas saborearon lo que era el miedo.
El tiburón ballena era más grande, sí. Pero Kaido había despertado algo más ancestral y profundo en el corazón de aquellas orcas que el simple miedo al tamaño. Eran inteligentes, ellas. Sabían respetar lo desconocido para no llevarse una desagradable sorpresa. Solo una, de todas ellas, siguió avanzando tras la parálisis momentánea.
—¡Un ninja! ¡No es más que un ninja en el océano! ¡En nuestras aguas! ¡En nuestro territorio! —gritó, tratando de reactivar el gen bélico de sus familiares—. ¡¿Vamos a permitir que siga haciendo daño a nuestra Familia?! ¡Yo os pregunto, amigos y amigas mías! ¿¡Vamos a manchar el legado de nuestros ancestros dejándonos intimidar por un terrestre!?
»¿¡Quiénes son los reyes del océano!?
—¡Nosotros! —gritaron, al unísono, el resto de orcas.
—¿¡Quiénes son los reyes del oceáno!?
—¡NOSOTROS!
—¿¡QUIÉNES SON LOS REYES DEL OCÉANO!? —replicó por última vez, todavía con más fuerza.
—¡¡¡YO!!! ¡¡¡YO!!! ¡¡¡YOOOO!!!
La profunda voz retumbó por todo el océano, como un cuerno de guerra al anunciar batalla. Las orcas, sorprendidas, se miraron a unas a otras. ¿De dónde…?
—¿¡¡¡ME OYES, BATTARIA!!!? ¡¡¡SOLO UNO MANDA EN EL OCÉANO, Y ES UNA REINA!!!
Fue entonces cuando la vieron, cruzando el mar como una enorme saeta lanzada por uno de esos escorpiones de guerra. Parecía que venía sola, al principio. La ecolocalización de las orcas pronto quitó el velo de esa falsa apariencia, sin embargo. Decenas de tiburones llegaban…
De todas partes.
De todos los sitios.
—No… No… ¿Cuándo?
Sus orcas, que momentos antes habían estado a punto de lanzarse de cabeza contra Kaido, ahora nadaban frenéticas de un lado para otro, en busca de un resquicio. Se sabían ampliamente superadas en número y derrotadas.
—¡Mantened las filas! ¡Aleta con aleta, primas! ¡Mantened la formación!
Pero allí no había formación, ni líneas, ni nada de nada. El caos reinaba y solo valía el sálvese quien pueda.
—¡HORA DE LA COOOOMMMIIIIDDDAAAAAAA! —Y al fin llegó la Reina. Pasó al lado de Kaido embalada y fue la primera en embestir de lleno.
—¡¡Con la Reina!! ¡¡Con la Reina!! —Era Osuushi, quien nadaba detrás de ella, muy pegado, tratando de salvaguardar su coleta.
Pronto todo se convirtió en sangre, carne arrancada y cartílagos rotos. Una auténtica carnicería en la que las orcas tenían todas las de perder. Quizá por eso, algunas intentaron morir con honor. O simplemente tenían la esperanza de matar a la jefa y desmoralizar el resto. El caso fue que un número importante de orcas se concentraron alrededor de la Reina, tratando de concentrar todas sus fuerzas en un solo punto.
Kaido podía ir en su ayuda, o quedarse dónde estaba. A su izquierda —al lado contrario de donde se encontraba la Reina—, vio una orca dirigiéndose hacia él.
Era Battaria.
El tiburón ballena era más grande, sí. Pero Kaido había despertado algo más ancestral y profundo en el corazón de aquellas orcas que el simple miedo al tamaño. Eran inteligentes, ellas. Sabían respetar lo desconocido para no llevarse una desagradable sorpresa. Solo una, de todas ellas, siguió avanzando tras la parálisis momentánea.
—¡Un ninja! ¡No es más que un ninja en el océano! ¡En nuestras aguas! ¡En nuestro territorio! —gritó, tratando de reactivar el gen bélico de sus familiares—. ¡¿Vamos a permitir que siga haciendo daño a nuestra Familia?! ¡Yo os pregunto, amigos y amigas mías! ¿¡Vamos a manchar el legado de nuestros ancestros dejándonos intimidar por un terrestre!?
»¿¡Quiénes son los reyes del océano!?
—¡Nosotros! —gritaron, al unísono, el resto de orcas.
—¿¡Quiénes son los reyes del oceáno!?
—¡NOSOTROS!
—¿¡QUIÉNES SON LOS REYES DEL OCÉANO!? —replicó por última vez, todavía con más fuerza.
—¡¡¡YO!!! ¡¡¡YO!!! ¡¡¡YOOOO!!!
La profunda voz retumbó por todo el océano, como un cuerno de guerra al anunciar batalla. Las orcas, sorprendidas, se miraron a unas a otras. ¿De dónde…?
—¿¡¡¡ME OYES, BATTARIA!!!? ¡¡¡SOLO UNO MANDA EN EL OCÉANO, Y ES UNA REINA!!!
Fue entonces cuando la vieron, cruzando el mar como una enorme saeta lanzada por uno de esos escorpiones de guerra. Parecía que venía sola, al principio. La ecolocalización de las orcas pronto quitó el velo de esa falsa apariencia, sin embargo. Decenas de tiburones llegaban…
De todas partes.
De todos los sitios.
—No… No… ¿Cuándo?
Sus orcas, que momentos antes habían estado a punto de lanzarse de cabeza contra Kaido, ahora nadaban frenéticas de un lado para otro, en busca de un resquicio. Se sabían ampliamente superadas en número y derrotadas.
—¡Mantened las filas! ¡Aleta con aleta, primas! ¡Mantened la formación!
Pero allí no había formación, ni líneas, ni nada de nada. El caos reinaba y solo valía el sálvese quien pueda.
—¡HORA DE LA COOOOMMMIIIIDDDAAAAAAA! —Y al fin llegó la Reina. Pasó al lado de Kaido embalada y fue la primera en embestir de lleno.
—¡¡Con la Reina!! ¡¡Con la Reina!! —Era Osuushi, quien nadaba detrás de ella, muy pegado, tratando de salvaguardar su coleta.
Pronto todo se convirtió en sangre, carne arrancada y cartílagos rotos. Una auténtica carnicería en la que las orcas tenían todas las de perder. Quizá por eso, algunas intentaron morir con honor. O simplemente tenían la esperanza de matar a la jefa y desmoralizar el resto. El caso fue que un número importante de orcas se concentraron alrededor de la Reina, tratando de concentrar todas sus fuerzas en un solo punto.
Kaido podía ir en su ayuda, o quedarse dónde estaba. A su izquierda —al lado contrario de donde se encontraba la Reina—, vio una orca dirigiéndose hacia él.
Era Battaria.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado