24/09/2019, 12:31
Tras el primer movimiento, le siguió otro idéntico por parte de su rival “Bien, el tampoco confía en mí. Era de esperar” pensó mientras movía su siguiente pieza.
Poco a poco el tablero cambiaba. Los lanceros se movían y alfiles y torres acababan de entrar en juego.
-Te defiendes bien, eso hay que concedértelo. Por aquí me conocen como Cuervo.
-Gracias. Tú también.
Conforme avanzaba sus opciones iban reduciéndose, y aunque había empezado bien, no solía jugar. “Cuervo, curioso nombre. Debe ser un alias.” pensó, y su vista se desvió a la pluma de su oreja “pero esa pluma azul no es de cuervo” . Volvió la vista al tablero para meditar su próximo movimiento.
-Sinceramente no juego mucho. Quizá me anime a practicar más. Cogió una de las piezas y la movió, intentaba avanzar hacia las últimas filas de su oponente, en una maniobra más agresiva, para convertir su pieza en una mejor.
El poco público que seguía la partida comentaba en voz baja. Pequeños cuchicheos. Debe de ser emocionante ver una partida de shogi decente, en un lugar que no parece recibir muchas visitas.
-Me enseñó mi padre hace tiempo, pero no juego apenas. ¿Y tú? ¿dónde aprendiste a jugar? Si puede saberse claro…
Hablar mientras miraba el tablero era más sencillo, cuando sus ojos se encontraban con los de Cuervo, quizá vergüenza, quizá intimidación, pero se le hacía algo más complejo.
Su próximo movimiento se centraría en intentar capturar alguna pieza extra, por si llegaban a tablas. Apuró su té, y se dispuso a pedir otro.
-Mesonero, otra taza de te. ¿Quieres una?. Le preguntó a su rival. Si él se había terminado la taza, seguramente Cuervo también hubiera acabado su bebida.
Poco a poco el tablero cambiaba. Los lanceros se movían y alfiles y torres acababan de entrar en juego.
-Te defiendes bien, eso hay que concedértelo. Por aquí me conocen como Cuervo.
-Gracias. Tú también.
Conforme avanzaba sus opciones iban reduciéndose, y aunque había empezado bien, no solía jugar. “Cuervo, curioso nombre. Debe ser un alias.” pensó, y su vista se desvió a la pluma de su oreja “pero esa pluma azul no es de cuervo” . Volvió la vista al tablero para meditar su próximo movimiento.
-Sinceramente no juego mucho. Quizá me anime a practicar más. Cogió una de las piezas y la movió, intentaba avanzar hacia las últimas filas de su oponente, en una maniobra más agresiva, para convertir su pieza en una mejor.
El poco público que seguía la partida comentaba en voz baja. Pequeños cuchicheos. Debe de ser emocionante ver una partida de shogi decente, en un lugar que no parece recibir muchas visitas.
-Me enseñó mi padre hace tiempo, pero no juego apenas. ¿Y tú? ¿dónde aprendiste a jugar? Si puede saberse claro…
Hablar mientras miraba el tablero era más sencillo, cuando sus ojos se encontraban con los de Cuervo, quizá vergüenza, quizá intimidación, pero se le hacía algo más complejo.
Su próximo movimiento se centraría en intentar capturar alguna pieza extra, por si llegaban a tablas. Apuró su té, y se dispuso a pedir otro.
-Mesonero, otra taza de te. ¿Quieres una?. Le preguntó a su rival. Si él se había terminado la taza, seguramente Cuervo también hubiera acabado su bebida.