24/09/2019, 13:31
El duelo intelectual seguía su curso entre Uchiha y kusajin, para goce de los labriegos, que en su vida habían podido imaginar que aquel día de intenso calor iba a ser tan entretenido. A medida que las piezas iban moviéndose, el lance se desarrollaba como un exquisito duelo de esgrima mental; tajo y estocada, parada y esquiva. Un paso en falso podía suponer salir herido, pero ninguno de los dos contrincantes parecía estar dispuesto a ceder terreno. Cuando Akame vio cómo Kazui se desplazaba para intentar capturar una de sus piezas, contrarrestó el movimiento con su Torre y acabó por ser él quien rubricó el turno con una posición ventajosa. «Buen intento, pero no me vas a pillar tan fácilmente», se dijo con una media sonrisa.
Ante la pregunta del ninja de la Hierba, el Uchiha se revolvió, ligeramente incómodo, en su asiento. Pareció dudar antes de responder.
—Mi tía me enseñó a jugar —Kazui, gracias a su buena capacidad para percibir el entorno, podría sospechar que era una mentira como una casa de grande. No obstante, las siguientes palabras de Akame encerraban una verdad incontestable, y así serían percibidas—. Era una maestra muy dura y exigente, en todo.
¡Zas! Con otro rápido movimiento, el Uchiha capturó uno de los lanceros de Kazui. Cuando éste pidió algo más de té, Akame se lo agradeció con una inclinación de cabeza.
—Sí, gracias, Kazui-san. Tengo la boca seca —admitió, y aprovechando la breve pausa, se sacó un cigarrillo de uno de los bolsillos interiores de su yukata. Lo prendió con ayuda de una cerilla que parecía haber aparecido por arte de magia en su mano diestra, y luego fumó un par de caladas—. ¿Fumas?
Ante la pregunta del ninja de la Hierba, el Uchiha se revolvió, ligeramente incómodo, en su asiento. Pareció dudar antes de responder.
—Mi tía me enseñó a jugar —Kazui, gracias a su buena capacidad para percibir el entorno, podría sospechar que era una mentira como una casa de grande. No obstante, las siguientes palabras de Akame encerraban una verdad incontestable, y así serían percibidas—. Era una maestra muy dura y exigente, en todo.
¡Zas! Con otro rápido movimiento, el Uchiha capturó uno de los lanceros de Kazui. Cuando éste pidió algo más de té, Akame se lo agradeció con una inclinación de cabeza.
—Sí, gracias, Kazui-san. Tengo la boca seca —admitió, y aprovechando la breve pausa, se sacó un cigarrillo de uno de los bolsillos interiores de su yukata. Lo prendió con ayuda de una cerilla que parecía haber aparecido por arte de magia en su mano diestra, y luego fumó un par de caladas—. ¿Fumas?