26/09/2019, 16:48
Mientras el cantinero trataba de socorrer al captaz, que ya más espabilado había comenzado a proferir improperios contra aquel "chico de cara quemada" y sus trabajadores otra vez, Kazui se apresuró a salir a escape de la zona de los hechos. Buena elección; incluso aunque un simple jefe de jornaleros no fuese un rival a batir para él, aquel tipo con vara era la voz y la voluntad del señor de las tierras en aquel lugar. Enfrentarse a él era considerado por los habitantes como contradecir la propia voluntad de su señor, cosa que uno debía evitar a toda costa si quería seguir conservando la cabeza sobre los hombros.
Cuando el kusajin abandonó la cantina en dirección al sendero, pudo ver al Cuervo caminando en su misma dirección, aunque algo más adelantado, mientras se encendía un pitillo. Su andar parecía molesto, e incluso pateó una piedra, y rezongaba por lo bajo murmullos ininteligibles.
Cuando el kusajin abandonó la cantina en dirección al sendero, pudo ver al Cuervo caminando en su misma dirección, aunque algo más adelantado, mientras se encendía un pitillo. Su andar parecía molesto, e incluso pateó una piedra, y rezongaba por lo bajo murmullos ininteligibles.