1/10/2019, 15:30
—Desde luego que es algo muy curioso. Deberías seguir entrenando e investigando acerca de este poder tuyo, Kazui-san —le aconsejó, sincero, el Cuervo—. Si en Kusagakure no Sato no hay nadie capaz de ayudarte, tal vez yo lo sea. Podría mantener los ojos abiertos durante mis viajes, ya sabes, en caso de que me cruce con alguien de tus capacidades.
« Quiza no sea mala idea tomar ambas opciones» pensó el joven «Al fin y al cabo, tendré más opciones si Cuervo puede encontrar más información… si no le importa ayudarme »
—"Kekkei Genkai" es un término que hace referencia a las capacidades hereditarias de ciertas líneas genéticas — respondió Akame, con el tono y la planta de un profesor veterano —. ¿Para heredarlo? Pues, como su nombre indica, debes tener algún antepasado que manifestara características de su Línea Sucesoria. Aunque no todas se heredan en todos los descendientes, normalmente suele ser un poco... Bueno, al azar. Es otra forma de decir que no tenemos ni idea de los mecanismos hereditarios de los Kekkei Genkai.
—Entiendo. Así que cabe la opción de que algún pariente lejano lo tuviera, y por puro azar me tocara a mí. No sé mucho más de la familia de mi padre. Puede ser una opción.
Mientras caminaba, el viaje se hacía más ameno acompañado. El paisaje, monótono, no era lo más interesante del trayecto.
El joven pensaba en la opción de simplemente ser afortunado, y no maldito. De pronto, la idea de desarrollar ese poder comenzaba a gustarle por algo más que simple curiosidad. Quién sabe si podía ser capaz de aprender a dominarla. Desde luego sería un shinobi de renombre. Dejaría de ser invisible para los demás. Si todo esto era posible, tenía una meta.
—Lo tuyo es sin duda un Kekkei Genkai, eso puedo decírtelo. Es evidente que no es una técnica que hayas aprendido, sino que es innato. Es tu naturaleza
—Mi naturaleza… — repetía el joven, mientras reflexionaba — ahora que lo dices, no me he esforzado mucho en encontrar que se me daba bien. Un poco por miedo, la verdad.
Pues si a ti no te importa, si no te es molestia… cuando escuches algo, ¿puedes avisarme?—
«¿Y si le doy algo a cambio? No, no tengo nada que ofrecer. ¿Quizá un favor? ¿y cómo vamos a encontrarnos si viaja tan a menudo?»
—Si lo haces, te debería como mínimo un favor… pero ¿cómo vamos a poner en común esa información?, suponiendo que encuentres algo, o que yo lo encuentre y puedas ayudarme… ¿conoces mi aldea?
No tenía muy claro cómo podía Cuervo ayudarle. Pero si era cierto que era un viajero, y no había ningún motivo para no creerlo. Conocería mucho más mundo y gente que él. Por pura suerte había recibido el encargo de esa mañana. Estaba aprendiendo más en un día de lo que había aprendido en muchos por su cuenta.
El icónico viajero llamado Cuervo no tenía un especial don para la palabra, o un carisma que engatusara al chico. Sin embargo, sus palabras estaban cargadas de conocimiento, lógica y experiencia, y no temía hablar con él. Se sentía como en la academia, un día más. La diferencia era que no tenía que temer por compañeros, o por revelar su secreto por error. Cuervo se explicaba bien, y Kazui atendía, intentando memorizar la conversación.
El cigarro estaba casi consumido, y Kazui se preguntaba si el viajero encendería otro, y cada cuanto tendría que parar a reponer tabaco.
« Quiza no sea mala idea tomar ambas opciones» pensó el joven «Al fin y al cabo, tendré más opciones si Cuervo puede encontrar más información… si no le importa ayudarme »
—"Kekkei Genkai" es un término que hace referencia a las capacidades hereditarias de ciertas líneas genéticas — respondió Akame, con el tono y la planta de un profesor veterano —. ¿Para heredarlo? Pues, como su nombre indica, debes tener algún antepasado que manifestara características de su Línea Sucesoria. Aunque no todas se heredan en todos los descendientes, normalmente suele ser un poco... Bueno, al azar. Es otra forma de decir que no tenemos ni idea de los mecanismos hereditarios de los Kekkei Genkai.
—Entiendo. Así que cabe la opción de que algún pariente lejano lo tuviera, y por puro azar me tocara a mí. No sé mucho más de la familia de mi padre. Puede ser una opción.
Mientras caminaba, el viaje se hacía más ameno acompañado. El paisaje, monótono, no era lo más interesante del trayecto.
El joven pensaba en la opción de simplemente ser afortunado, y no maldito. De pronto, la idea de desarrollar ese poder comenzaba a gustarle por algo más que simple curiosidad. Quién sabe si podía ser capaz de aprender a dominarla. Desde luego sería un shinobi de renombre. Dejaría de ser invisible para los demás. Si todo esto era posible, tenía una meta.
—Lo tuyo es sin duda un Kekkei Genkai, eso puedo decírtelo. Es evidente que no es una técnica que hayas aprendido, sino que es innato. Es tu naturaleza
—Mi naturaleza… — repetía el joven, mientras reflexionaba — ahora que lo dices, no me he esforzado mucho en encontrar que se me daba bien. Un poco por miedo, la verdad.
Pues si a ti no te importa, si no te es molestia… cuando escuches algo, ¿puedes avisarme?—
«¿Y si le doy algo a cambio? No, no tengo nada que ofrecer. ¿Quizá un favor? ¿y cómo vamos a encontrarnos si viaja tan a menudo?»
—Si lo haces, te debería como mínimo un favor… pero ¿cómo vamos a poner en común esa información?, suponiendo que encuentres algo, o que yo lo encuentre y puedas ayudarme… ¿conoces mi aldea?
No tenía muy claro cómo podía Cuervo ayudarle. Pero si era cierto que era un viajero, y no había ningún motivo para no creerlo. Conocería mucho más mundo y gente que él. Por pura suerte había recibido el encargo de esa mañana. Estaba aprendiendo más en un día de lo que había aprendido en muchos por su cuenta.
El icónico viajero llamado Cuervo no tenía un especial don para la palabra, o un carisma que engatusara al chico. Sin embargo, sus palabras estaban cargadas de conocimiento, lógica y experiencia, y no temía hablar con él. Se sentía como en la academia, un día más. La diferencia era que no tenía que temer por compañeros, o por revelar su secreto por error. Cuervo se explicaba bien, y Kazui atendía, intentando memorizar la conversación.
El cigarro estaba casi consumido, y Kazui se preguntaba si el viajero encendería otro, y cada cuanto tendría que parar a reponer tabaco.