29/11/2015, 18:15
El joven monje acepto con buen ánimo la propuesta del espadachín. Aquello le complació, aunque no podía evitar sentir un poco de culpa cada vez que su compañero hacía referencia a la herida en su hombro. Pero a pesar de todo el ánimo de aquel chico se le contagiaba animándole también por momentos. Antes de que pudiera darse cuenta aquel jovencito le estaba retando a una carrera en dirección al poblado.
«Bueno… Esta bastante oscuro»
Por un instante Kazuma se planteo rechazar el desafío, pero rápidamente recordó la edad que tenia y las pocas veces que se había comportado como un jovencito. Por lo que rápidamente recogió las pocas cosas que llevaba consigo y se preparo para correr.
—Me parece bien. Nunca fui el más rápido de mi clase, pero creo que puedo darte pelea —Aseguro, con una leve sonrisa parcialmente ocultada por la oscuridad.
Y antes de poder intercambiar más palabras, el Ishimura salió despedido en dirección a la subida del acantilado. La luna iluminaba parcialmente el camino, aunque si ambos se alejaban unos cuantos metros el uno del otro, apenas podrían diferenciarse de una silueta oscura. El camino no era muy largo por lo que no les tomaría mucho tiempo el llegar a la entrada del pueblo.
El joven de cabellos blancos corrió tanto como su poca entrenada agilidad le permitía. Por suerte para él, tenia un buen juego de pies por lo que esquivar los obstáculos que se encontraba le resultaba sencillo. Podía sentir como el frío aire de la noche ardía en sus vías respiratorias, una sensación que definitivamente disfrutaba. Luego de un rato llego al arco que daba la bienvenida, donde se sentó mientras respiraba con dificultad.
El sudor helado le escocía en los ojos, y durante todo el camino no corrió riesgos pues no desviaba la mirada del suelo. Pero debido a todo eso no había reparado en la presencia de Karamaru. En aquel momento hasta pudiera estar a su lado sin que el zumbido en sus oídos le permitiera darse cuenta de ello.
«Bueno… Esta bastante oscuro»
Por un instante Kazuma se planteo rechazar el desafío, pero rápidamente recordó la edad que tenia y las pocas veces que se había comportado como un jovencito. Por lo que rápidamente recogió las pocas cosas que llevaba consigo y se preparo para correr.
—Me parece bien. Nunca fui el más rápido de mi clase, pero creo que puedo darte pelea —Aseguro, con una leve sonrisa parcialmente ocultada por la oscuridad.
Y antes de poder intercambiar más palabras, el Ishimura salió despedido en dirección a la subida del acantilado. La luna iluminaba parcialmente el camino, aunque si ambos se alejaban unos cuantos metros el uno del otro, apenas podrían diferenciarse de una silueta oscura. El camino no era muy largo por lo que no les tomaría mucho tiempo el llegar a la entrada del pueblo.
El joven de cabellos blancos corrió tanto como su poca entrenada agilidad le permitía. Por suerte para él, tenia un buen juego de pies por lo que esquivar los obstáculos que se encontraba le resultaba sencillo. Podía sentir como el frío aire de la noche ardía en sus vías respiratorias, una sensación que definitivamente disfrutaba. Luego de un rato llego al arco que daba la bienvenida, donde se sentó mientras respiraba con dificultad.
El sudor helado le escocía en los ojos, y durante todo el camino no corrió riesgos pues no desviaba la mirada del suelo. Pero debido a todo eso no había reparado en la presencia de Karamaru. En aquel momento hasta pudiera estar a su lado sin que el zumbido en sus oídos le permitiera darse cuenta de ello.