2/10/2019, 23:58
La pobre mujer no hizo ningún comentario ante la disputa de Juro y Yota. El jounin sabía que esto afectaría de forma negativa a su reputación: nada impedía a la mujer ir contando los conflictos internos que tenían dos ninjas de Kusagakure que, supuestamente, representaban a su villa en una importante misión para complacer a su Señor Feudal.
Pero bueno, había cosas que simplemente, no se podían evitar. Yota tampoco hizo comentario alguno.
« ¿Esto es la única forma de que me respete? » — Tristemente, eso le había demostrado. No sabía que mosca le picaba a su compañero, pero desde el principio, había estado poco comunicativo, borde, y le había ignorado, incluso delante de otras personas. La única razón por la que cooperaba era por su cargo.
Juro también sabía que Yota se lo haría pagar, tarde o temprano, en la batalla. Pero eso le dolía aún más. Supuestamente eran amigos, y sin embargo, le había arrinconado de aquella manera, en la que, hiciera lo que hiciera, acabaría mal de alguna forma.
« Eso da igual. Concéntrate en la misión » — Recorrieron pasillos, subieron escaleras. Juro se rindió: si ya era dificil para alguien con una orientación normal, para él, era un desastre el solo hecho de tratar de orientarse.
El destino al que llegaron hizo al marionetista entender la reticencia de Yamauchi de llamar al lugar "dojo". Tras pasar un corto pasillo y una puerta, llegaron a un gran estadio, que parecía haber sido la transformación de lo que antes sería la terreza. Desde luego, era una obra arquitectonica con bastante mérito. Juro no pudo sino evitar pensar en el examen Chuunin. Trató de despejarse la cabeza de aquellos recuerdos, nuevamente.
— Vaya. Menudo honor — comentó Juro, sonriendo —. Se podría decir que al menos pelearemos como en casa.
— ¡Vaya...! Es perfecto, Yamauchi-dono. Creo que aquí podré usar todos mis trucos. Esto... veamos... ¿qué le parecería si usase esto?
Juro se mantuvo en silencio, mientras observaba como Yota invocaba a una araña gigante. Mucho más grande que la pobre Kumopansa, abandonada en la villa. La técnica le impresionó, por supuesto. Si tenía que pelear contra eso, estaba jodido. Pero su semblante permaneció sereno. Menudo jounin sería si se quedaba con la boca abierta a la primera de cambio. Además, no entendió el punto de revelar su carta delante de la mujer.
Observó, con curiosidad, el rostro de Yamauchi , para ver que opinaba al respecto.
Pero bueno, había cosas que simplemente, no se podían evitar. Yota tampoco hizo comentario alguno.
« ¿Esto es la única forma de que me respete? » — Tristemente, eso le había demostrado. No sabía que mosca le picaba a su compañero, pero desde el principio, había estado poco comunicativo, borde, y le había ignorado, incluso delante de otras personas. La única razón por la que cooperaba era por su cargo.
Juro también sabía que Yota se lo haría pagar, tarde o temprano, en la batalla. Pero eso le dolía aún más. Supuestamente eran amigos, y sin embargo, le había arrinconado de aquella manera, en la que, hiciera lo que hiciera, acabaría mal de alguna forma.
« Eso da igual. Concéntrate en la misión » — Recorrieron pasillos, subieron escaleras. Juro se rindió: si ya era dificil para alguien con una orientación normal, para él, era un desastre el solo hecho de tratar de orientarse.
El destino al que llegaron hizo al marionetista entender la reticencia de Yamauchi de llamar al lugar "dojo". Tras pasar un corto pasillo y una puerta, llegaron a un gran estadio, que parecía haber sido la transformación de lo que antes sería la terreza. Desde luego, era una obra arquitectonica con bastante mérito. Juro no pudo sino evitar pensar en el examen Chuunin. Trató de despejarse la cabeza de aquellos recuerdos, nuevamente.
— Vaya. Menudo honor — comentó Juro, sonriendo —. Se podría decir que al menos pelearemos como en casa.
— ¡Vaya...! Es perfecto, Yamauchi-dono. Creo que aquí podré usar todos mis trucos. Esto... veamos... ¿qué le parecería si usase esto?
Juro se mantuvo en silencio, mientras observaba como Yota invocaba a una araña gigante. Mucho más grande que la pobre Kumopansa, abandonada en la villa. La técnica le impresionó, por supuesto. Si tenía que pelear contra eso, estaba jodido. Pero su semblante permaneció sereno. Menudo jounin sería si se quedaba con la boca abierta a la primera de cambio. Además, no entendió el punto de revelar su carta delante de la mujer.
Observó, con curiosidad, el rostro de Yamauchi , para ver que opinaba al respecto.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60