5/10/2019, 14:01
Yamauchi dio dos pasos atrás cuando una gigantesca nube de humo blanco se expandió por todo el estadio. La mujer estaba expectante, ¿qué extraño truco habría usado el muchacho? Había visto algunos ninjas mover el agua, otros levantar muros de tierra. Pero lo que nunca había visto, y de hecho, lo que más tarde desearía no haber visto nunca, fue.... fue...
Blanca como la leche, la mujer se dio la vuelta y echó a correr en dirección contraria. Presa del pánico.
—¡AAAAAAHHH! ¡ES HORRIBLEEEEEE! —gritó, perdiéndose por el pasillo—. ¡ES MONSTRUOSO! ¡YO ME LARGO LO SIENTO NO PUEDO!
No todo el mundo podía soportar ver a una araña tan grande como aquella. Con sus patorras peludas. Aquél abdomen de viuda negra. Aquellos quelíceros. La mayoría de personas odiaban los bichos. Insectos, arañas... esas cosas eran repugnantes. Más para una mujer que vivía rodeada de comodidades y que ya tenía reparo cuando veía una de las pequeñas.
Después de hacer lo que quisieran hacer en el estadio, Yota y Juro no tuvieron más remedio que volver a sus aposentos para acomodarse. Ya por la noche, después de cenar, unos nudillos golpearon la puerta de entrada.
—¿Se pue o qué? —se escuchó desde afuera. Aún así, el Señor Feudal la empujó igual, y se abrió paso adentro. Gyou-sama cargaba con una bandejita, una tetera y varios vasitos. Yota y Juro sintieron un flashback. El té ardiendo de Kenzou—. ¿Os queréis tomar un té con este viejo mientras discutimos sobre vuestro combate?
El Daimyo del Bosque cerró de nuevo la puerta con la pierna y se acercó tambaleante al sofá donde ambos estaban sentados. Él tomó asiento en una silla de enfrente, y les puso delante un vaso a cada uno. Sirvió el té él mismo.
¡Té frío! ¡Era té frío! No tendrían que preocuparse, como con Kenzou.
—Ahora que estamos los tres aquí —dijo, en voz baja—. Debo confesaros que no habéis venío sólo por un combate de exhibición. Pero no podía arriesgarme a decirle nada al viejo Kenzou, hay muchos oídos, y muchos ojos. —El Señor Feudal tomó su vaso y le dio un buen sorbo—. Ahh. El té verde. Qué delicia, ¿verdad? Está to' bueno. Este lo importo desde La Capital de las Islas del Té. Del mejor distribuidor. Una maravilla, ya veréis.
Blanca como la leche, la mujer se dio la vuelta y echó a correr en dirección contraria. Presa del pánico.
—¡AAAAAAHHH! ¡ES HORRIBLEEEEEE! —gritó, perdiéndose por el pasillo—. ¡ES MONSTRUOSO! ¡YO ME LARGO LO SIENTO NO PUEDO!
No todo el mundo podía soportar ver a una araña tan grande como aquella. Con sus patorras peludas. Aquél abdomen de viuda negra. Aquellos quelíceros. La mayoría de personas odiaban los bichos. Insectos, arañas... esas cosas eran repugnantes. Más para una mujer que vivía rodeada de comodidades y que ya tenía reparo cuando veía una de las pequeñas.
· · ·
Después de hacer lo que quisieran hacer en el estadio, Yota y Juro no tuvieron más remedio que volver a sus aposentos para acomodarse. Ya por la noche, después de cenar, unos nudillos golpearon la puerta de entrada.
—¿Se pue o qué? —se escuchó desde afuera. Aún así, el Señor Feudal la empujó igual, y se abrió paso adentro. Gyou-sama cargaba con una bandejita, una tetera y varios vasitos. Yota y Juro sintieron un flashback. El té ardiendo de Kenzou—. ¿Os queréis tomar un té con este viejo mientras discutimos sobre vuestro combate?
El Daimyo del Bosque cerró de nuevo la puerta con la pierna y se acercó tambaleante al sofá donde ambos estaban sentados. Él tomó asiento en una silla de enfrente, y les puso delante un vaso a cada uno. Sirvió el té él mismo.
¡Té frío! ¡Era té frío! No tendrían que preocuparse, como con Kenzou.
—Ahora que estamos los tres aquí —dijo, en voz baja—. Debo confesaros que no habéis venío sólo por un combate de exhibición. Pero no podía arriesgarme a decirle nada al viejo Kenzou, hay muchos oídos, y muchos ojos. —El Señor Feudal tomó su vaso y le dio un buen sorbo—. Ahh. El té verde. Qué delicia, ¿verdad? Está to' bueno. Este lo importo desde La Capital de las Islas del Té. Del mejor distribuidor. Una maravilla, ya veréis.
Esta cuenta representa a la totalidad de los administradores de NinjaWorld.es