5/10/2019, 18:18
Todo se torció. Sentí algo en la punta de la lengua, algo que la había dormido, miré el interior de la taza y no supe entender nada, aquella sensación no tardó en propagarse por todo mi ser y entonces...
— aAaaAAaa... ¡AAA!
Ni siquiera podía hablar y ahora el Daimyo se había transformado en otra cosa. Alguien nos la había jugado, alguien que no supimos detectar, siquiera nos dimos cuenta hasta que se descubrió y ahora estábamos a su puta merced, incapaces de poder movernos, ni de hablar y entonces me vinieron las palabras del Morikage a la cabeza. Esas precisas palabras en las que me pedía que hiciese de guardián de Juro, porque éramos amigos. Pero ya era demasiado tarde para nada.
Aquel ¿tipo? me había agarrado del cuello de la camisa, levantándome y alejándome de la persona que juré proteger por encima de todo. Mientras tanto aquel hijo de la gran puta empezaba a asermonarnos y chillarnos, diciéndonos la mierda de shinobis que eramos y lo ejemplar que era él o ella, todavía no estaba seguro, aunque parecía un hombre. Abrió la ventana y entonces empezó a propinarme cuchilladas que ciertamente dolían, pero por alguna razón, pese a todo no podía reaccionar.
Y volé.
Y me fui a la puta.
Era tan trambolico...
— ¡E AO E A PUA!
Ni siquiera entonces era capaz de decir cosas lógicas, mientras me precipitaba al vacío, con los cuchilladas en el abdomen y mi cuerpo, tullido y sin control impactó contra algo...
— aAaaAAaa... ¡AAA!
Ni siquiera podía hablar y ahora el Daimyo se había transformado en otra cosa. Alguien nos la había jugado, alguien que no supimos detectar, siquiera nos dimos cuenta hasta que se descubrió y ahora estábamos a su puta merced, incapaces de poder movernos, ni de hablar y entonces me vinieron las palabras del Morikage a la cabeza. Esas precisas palabras en las que me pedía que hiciese de guardián de Juro, porque éramos amigos. Pero ya era demasiado tarde para nada.
Aquel ¿tipo? me había agarrado del cuello de la camisa, levantándome y alejándome de la persona que juré proteger por encima de todo. Mientras tanto aquel hijo de la gran puta empezaba a asermonarnos y chillarnos, diciéndonos la mierda de shinobis que eramos y lo ejemplar que era él o ella, todavía no estaba seguro, aunque parecía un hombre. Abrió la ventana y entonces empezó a propinarme cuchilladas que ciertamente dolían, pero por alguna razón, pese a todo no podía reaccionar.
Y volé.
Y me fui a la puta.
Era tan trambolico...
— ¡E AO E A PUA!
Ni siquiera entonces era capaz de decir cosas lógicas, mientras me precipitaba al vacío, con los cuchilladas en el abdomen y mi cuerpo, tullido y sin control impactó contra algo...
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa