6/10/2019, 17:57
Yubiwa demostró que no había perdido su desparpajo habitual, y le dedicó una pronunciada reverencia a su jinchuuriki favorito.
—Senju Yubiwa, a tu servicio —anunció—. Verás, Juro, ¿recuerdas aquella misión en la que acompañé a Yota-kun y a Taeko-chan? —El hombre se acercó más, y se acuclilló frente a él—. Cuando estuve cerca del árbol sagrado, tuve una revelación.
»Recordé quien era, Juro. ¡El mismísimo Kawakage, líder de Takigakure, en el País de los Ríos! —Juro revisó mentalmente lo que conocía de historia sobre Oonindo. No recordaba ningún País de los Ríos, ni tampoco ninguna Takigakure. Aquellos ojos destilaban demencia. ¿Acaso estaba...?—. Recordé, recordé. Recordé que Kenzou asesinó a todos mis compatriotas, y que intentó matarme a mí, pero yo soy más listo que eso, y yo pude salvarme de la muerte. Claro que no conté con el otro equipo. El que borraba las mentes. ¡Ellos me borraron la mía cuando yo sólo intentaba sobrevivir, Juro-kun! ¡Huir! Por aquél entonces, me había resignado a ser un simple granjero en mi querida Ribera Norte. Pero a ellos les dio igual. —Yubiwa alzó los brazos—. Desperté en Kusagakure, ¡la Aldea con las Manos Manchadas de Sangre! Y Kenzou me tomó como su pupilo. Me dijeron que había habido un incendio. En la Ribera Norte. Y que me habían encontrado allí inconsciente. ¡Claro, qué listos! ¡Me querían como su arma! ¡Por mi Kekkei Genkai! Y así, crecí pensando que yo era el pupilo preferido de Kenzou. El mismo que masacró a mi pueblo.
El hombre había bajado la mirada, y ahora la tenía clavada en los ojos de Juro. Era una mirada desorbitada e inexpresiva.
—Cuando el Árbol me mostró la verdad, me fui de Kusagakure. Necesitaba encontrarme a mí mismo. Planear mi venganza. Y entonces, Kurama me encontró, y me dio un nuevo propósito. —dijo—. Si prometía servirle y aceptar mi lugar inferior como un simple mortal, si prometía ayudarle a conquistar Oonindo, yo sería de nuevo el líder de Takigakure. Devolvería a los libros de historia el País de los Ríos. ¡Resucitaría a mi pueblo!
»A Uchiha Datsue no conseguimos atraerle a la trampa, pero fue fácil engatusar al idiota de Gyou para hacerle convocar ese torneo. Fue fácil falsificar la carta e incluir tu nombre, Eikyuu Juro.
»No te hagas el tonto, a estas alturas ya os tendrán informados de qué es lo que quiero de ti.
—Senju Yubiwa, a tu servicio —anunció—. Verás, Juro, ¿recuerdas aquella misión en la que acompañé a Yota-kun y a Taeko-chan? —El hombre se acercó más, y se acuclilló frente a él—. Cuando estuve cerca del árbol sagrado, tuve una revelación.
»Recordé quien era, Juro. ¡El mismísimo Kawakage, líder de Takigakure, en el País de los Ríos! —Juro revisó mentalmente lo que conocía de historia sobre Oonindo. No recordaba ningún País de los Ríos, ni tampoco ninguna Takigakure. Aquellos ojos destilaban demencia. ¿Acaso estaba...?—. Recordé, recordé. Recordé que Kenzou asesinó a todos mis compatriotas, y que intentó matarme a mí, pero yo soy más listo que eso, y yo pude salvarme de la muerte. Claro que no conté con el otro equipo. El que borraba las mentes. ¡Ellos me borraron la mía cuando yo sólo intentaba sobrevivir, Juro-kun! ¡Huir! Por aquél entonces, me había resignado a ser un simple granjero en mi querida Ribera Norte. Pero a ellos les dio igual. —Yubiwa alzó los brazos—. Desperté en Kusagakure, ¡la Aldea con las Manos Manchadas de Sangre! Y Kenzou me tomó como su pupilo. Me dijeron que había habido un incendio. En la Ribera Norte. Y que me habían encontrado allí inconsciente. ¡Claro, qué listos! ¡Me querían como su arma! ¡Por mi Kekkei Genkai! Y así, crecí pensando que yo era el pupilo preferido de Kenzou. El mismo que masacró a mi pueblo.
El hombre había bajado la mirada, y ahora la tenía clavada en los ojos de Juro. Era una mirada desorbitada e inexpresiva.
—Cuando el Árbol me mostró la verdad, me fui de Kusagakure. Necesitaba encontrarme a mí mismo. Planear mi venganza. Y entonces, Kurama me encontró, y me dio un nuevo propósito. —dijo—. Si prometía servirle y aceptar mi lugar inferior como un simple mortal, si prometía ayudarle a conquistar Oonindo, yo sería de nuevo el líder de Takigakure. Devolvería a los libros de historia el País de los Ríos. ¡Resucitaría a mi pueblo!
»A Uchiha Datsue no conseguimos atraerle a la trampa, pero fue fácil engatusar al idiota de Gyou para hacerle convocar ese torneo. Fue fácil falsificar la carta e incluir tu nombre, Eikyuu Juro.
»No te hagas el tonto, a estas alturas ya os tendrán informados de qué es lo que quiero de ti.