6/10/2019, 23:22
«Roga, ni idea, Ayame, me suena. Va a terminar siendo que la loca esta conoce más gente de mi aldea que yo. Pero también...»
Pero también con el tamaño de familiares y conocidos que tenía era difícil ir recordando a tanta gente que apenas si las llegas a escuchar o ver. Pero el amejin prefirió no preguntar sobre sus compatriotas, el tema era otro y ante esa otra respuesta no pudo evitar poner un rostro de sorpresa.
— ¿Catorce? Mirá vos que jovencita, la altura te tira para arriba. Igual, mi primer... probadita fue cuando tenía... ¿diez años? ¿Más o menos?— se preguntaba a sí mismo sin poder recordarlo bien— Pero sí, a eso de los doce, trece, empecé a meterme más con mis primos más grandes y tomar más seguido. Me cuidaban bien los negros, saben controlarte para que no te pases, siempre me hacían irme temprano pa' mi casa pero al menos te incluían, ¿vite?, te hacían sentir uno de los grandecitos ahí chupando y cagandote de risa. Estaba bien, me falta gente con quien joder en Ame como lo hacía en esos momentos, pero bueno, una escapada al pueblo nunca está mal. Ah, y catorce, catorce, que me estaba olvidando, perri. Soy un toque más grande, dieciocho, recién graduado. Porque viste cómo dicen, lo bueno se cocina a fuego lento y yo me vengo cocinando con el calor de los huevos.
Tenía cosas tan normalizadas en su vocabulario que había veces que le costaba encontrar ese límite de elegancia al hablar. Sin darme tiempo a respuesta el amejin siguió con su monólogo.
— Así que estamos maso en la misma, yo tengo la flia y amigos lejos de Amegakure. Bueno... lejos lejos no pero no están en Ame, no sé si me entendés. ¿A vos qué te pasó que no tenés el grupito de rochas en casa? No me digas, no sos muy de hablar con los demás, ¿no?.— y como era ya de costumbre Karamaru se seguía riendo de sus propios chistes e imaginaciones.
Pero también con el tamaño de familiares y conocidos que tenía era difícil ir recordando a tanta gente que apenas si las llegas a escuchar o ver. Pero el amejin prefirió no preguntar sobre sus compatriotas, el tema era otro y ante esa otra respuesta no pudo evitar poner un rostro de sorpresa.
— ¿Catorce? Mirá vos que jovencita, la altura te tira para arriba. Igual, mi primer... probadita fue cuando tenía... ¿diez años? ¿Más o menos?— se preguntaba a sí mismo sin poder recordarlo bien— Pero sí, a eso de los doce, trece, empecé a meterme más con mis primos más grandes y tomar más seguido. Me cuidaban bien los negros, saben controlarte para que no te pases, siempre me hacían irme temprano pa' mi casa pero al menos te incluían, ¿vite?, te hacían sentir uno de los grandecitos ahí chupando y cagandote de risa. Estaba bien, me falta gente con quien joder en Ame como lo hacía en esos momentos, pero bueno, una escapada al pueblo nunca está mal. Ah, y catorce, catorce, que me estaba olvidando, perri. Soy un toque más grande, dieciocho, recién graduado. Porque viste cómo dicen, lo bueno se cocina a fuego lento y yo me vengo cocinando con el calor de los huevos.
Tenía cosas tan normalizadas en su vocabulario que había veces que le costaba encontrar ese límite de elegancia al hablar. Sin darme tiempo a respuesta el amejin siguió con su monólogo.
— Así que estamos maso en la misma, yo tengo la flia y amigos lejos de Amegakure. Bueno... lejos lejos no pero no están en Ame, no sé si me entendés. ¿A vos qué te pasó que no tenés el grupito de rochas en casa? No me digas, no sos muy de hablar con los demás, ¿no?.— y como era ya de costumbre Karamaru se seguía riendo de sus propios chistes e imaginaciones.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘ Telepatía ◘