8/10/2019, 00:32
— ¿Así es como el generoso soberano Kurama va a demostrar la superioridad de los bijuus frente a los humanos? ¿Masacrando a los que se oponen a él?
—Sí —contestó una voz que no era la de Yubiwa. Los ojos anulares del hombre se habían transformado de pronto en unos rojos, amenazadores, con dos pupilas blancas en forma de aguja—. Con contundencia y sin ninguna duda. Impondré un nuevo orden. Y los humanos tendrán que acostumbrarse. Será duro, pero cuando todo acabe, habrá paz y ambas especies haremos prosperar a Oonindo juntas.
De pronto, Juro se encontró en otro lugar totalmente distinto. Había luz, mucha luz. Y al muchacho le daría un vértigo tremendo si miraba abajo porque...
...tenía los pies sobre una nube.
—¡Vamos, Juro-kun! ¡Nos la jugaremos a una sola carta! ¡Desátame! ¡Prometo no hacerte daño! ¡Entre la tiranía que pretende instaurar Kurama y arriesgarme a que Padre no se refiriese a alguien como tú...!
»¡Prefiero apostar!
Anclado a esas mismas nubes, lejos de él, había una grotesca criatura encadenada por anillas. Un escarabajo de armadura azul con colas verdes y alas de color naranja y dorado. Le hablaba. Era Chōmei. El Nanabi. En la anilla más grande, la central, había una etiqueta de sellado.
Ahora Juro debía tomar una difícil decisión. O despegaba la etiqueta y se arriesgaba a que más tarde el bijuu escapara de su cuerpo, matándole a él en el proceso...
...o se entregaba a Kurama.
—¡Lo entiendo, lo tuyo también es una apuesta, Juro-kun! No tienes motivo para confiar en mi, pero te lo advierto...
»Apostar por Chōmei es siempre apostar por el bijuu ganador.
—Sí —contestó una voz que no era la de Yubiwa. Los ojos anulares del hombre se habían transformado de pronto en unos rojos, amenazadores, con dos pupilas blancas en forma de aguja—. Con contundencia y sin ninguna duda. Impondré un nuevo orden. Y los humanos tendrán que acostumbrarse. Será duro, pero cuando todo acabe, habrá paz y ambas especies haremos prosperar a Oonindo juntas.
«Eres muy inocente. ¿Crees que cualquier humano no creería lo mismo?»
«¿Sabes lo que nos hicieron? Después de que Padre nos dijera que tendríamos que colaborar con vosotros. Fue una traición grave.»
«Pero al parecer tuve suerte. Creo que eres una buena persona, Juro. Tuve suerte de que fueras tú. ¡Y prepárate, porque tú has tenido la fortuna de ser mi jinchuuriki!»
«¿Sabes lo que nos hicieron? Después de que Padre nos dijera que tendríamos que colaborar con vosotros. Fue una traición grave.»
«Pero al parecer tuve suerte. Creo que eres una buena persona, Juro. Tuve suerte de que fueras tú. ¡Y prepárate, porque tú has tenido la fortuna de ser mi jinchuuriki!»
· · ·
De pronto, Juro se encontró en otro lugar totalmente distinto. Había luz, mucha luz. Y al muchacho le daría un vértigo tremendo si miraba abajo porque...
...tenía los pies sobre una nube.
—¡Vamos, Juro-kun! ¡Nos la jugaremos a una sola carta! ¡Desátame! ¡Prometo no hacerte daño! ¡Entre la tiranía que pretende instaurar Kurama y arriesgarme a que Padre no se refiriese a alguien como tú...!
»¡Prefiero apostar!
Anclado a esas mismas nubes, lejos de él, había una grotesca criatura encadenada por anillas. Un escarabajo de armadura azul con colas verdes y alas de color naranja y dorado. Le hablaba. Era Chōmei. El Nanabi. En la anilla más grande, la central, había una etiqueta de sellado.
Ahora Juro debía tomar una difícil decisión. O despegaba la etiqueta y se arriesgaba a que más tarde el bijuu escapara de su cuerpo, matándole a él en el proceso...
...o se entregaba a Kurama.
—¡Lo entiendo, lo tuyo también es una apuesta, Juro-kun! No tienes motivo para confiar en mi, pero te lo advierto...
»Apostar por Chōmei es siempre apostar por el bijuu ganador.
Esta cuenta representa a la totalidad de los administradores de NinjaWorld.es