8/10/2019, 14:37
”¡Es su primera misión! Oh, recuerdo lo emocionada que yo estaba… Aunque el tener que trabajar con otros me puso mil veces más nerviosa. Fue una muy buena experiencia. Si Essento-san está comenzando, entonces… ¡Entonces soy su senpai! ¡Qué emoción! ¡Y qué presión! ¿Qué tal que no soy lo suficientemente ejemplar para él?”
Ranko tragó saliva, pero asintió, alegre de que el chico hubiese ido listo, tanto en cuestión de equipaje como de actitud.
—¡A-así es! Pon… ahm… Pongámonos en camino, e-entonces. Tenemos que ir… ahm… Ir hacia el sur, y virar al e-este al pasar la… ahm… la bahía.
La chica ya había visitado los arrozales alguna vez, así que confiaba en que no se perdería. Esperaría unos segundos, hasta darse cuenta de que era ella quien debía liderar el paso.
”Oh, cielos. CIELOS. ¿Y si lo llevo por el camino equivocado? ¿Y si terminamos en el fondo de un barranco por mi culpa?”
Comenzó con un par de pasos tímidos, pero luego tomó un andar normal para ella. Cruzaron el puente que pasaba por la enorme zanja que rodeaba Kusagakure y tomaron rumbo al Bosque de Hongos. Se concentró por un rato, intentando pensar qué decir. Ya había pasado situaciones así, y sentía que, aunque seguía siendo difícil, le estaba agarrando el truco a las pláticas pequeñas y triviales. O eso creía. Pensó por un momento en su familia, y en el tipo de preguntas que podrían hacerle a alguien.
”¡Sí! ¡Padre preguntaría por su familia, madre por su entrenamiento y Kuumi por…! Ahm… ¿Su entrenamiento también?” Ranko decidió irse por el lado de su padre.
—E-Essento-san, ¿no? —comenzó con voz queda, ralentizando su paso para no dejar atrás al chico —. N-n-no es… No es un a-apellido que haya escuchado. Escuchado antes, digo. Creo.
”¡Bien! Creo. Tal vez padre podría haberlo hecho mejor…”
Ranko tragó saliva, pero asintió, alegre de que el chico hubiese ido listo, tanto en cuestión de equipaje como de actitud.
—¡A-así es! Pon… ahm… Pongámonos en camino, e-entonces. Tenemos que ir… ahm… Ir hacia el sur, y virar al e-este al pasar la… ahm… la bahía.
La chica ya había visitado los arrozales alguna vez, así que confiaba en que no se perdería. Esperaría unos segundos, hasta darse cuenta de que era ella quien debía liderar el paso.
”Oh, cielos. CIELOS. ¿Y si lo llevo por el camino equivocado? ¿Y si terminamos en el fondo de un barranco por mi culpa?”
Comenzó con un par de pasos tímidos, pero luego tomó un andar normal para ella. Cruzaron el puente que pasaba por la enorme zanja que rodeaba Kusagakure y tomaron rumbo al Bosque de Hongos. Se concentró por un rato, intentando pensar qué decir. Ya había pasado situaciones así, y sentía que, aunque seguía siendo difícil, le estaba agarrando el truco a las pláticas pequeñas y triviales. O eso creía. Pensó por un momento en su familia, y en el tipo de preguntas que podrían hacerle a alguien.
”¡Sí! ¡Padre preguntaría por su familia, madre por su entrenamiento y Kuumi por…! Ahm… ¿Su entrenamiento también?” Ranko decidió irse por el lado de su padre.
—E-Essento-san, ¿no? —comenzó con voz queda, ralentizando su paso para no dejar atrás al chico —. N-n-no es… No es un a-apellido que haya escuchado. Escuchado antes, digo. Creo.
”¡Bien! Creo. Tal vez padre podría haberlo hecho mejor…”
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