3/12/2015, 19:46
Datsue, como había previsto, consiguió atraer la curiosidad de la kunoichi con la promesa de revelarle un secreto sobre el Árbol Sagrado. La joven no tardó en mostrar su opinión:
- Lo más probable es que el milagro haya pasado por algún motivo particular, y también es posible que no sepamos para que nacimos hasta el momento de morir...
“Así que cree en el destino” Pese a que estaba de acuerdo con aquellas palabras, al menos con la primera frase, le costaba tomársela en serio al mismo tiempo que le miraba a la cara, con aquel maquillaje tan estrambótico que se movía con cada gesticulación suya.
De hecho, lo que le pedía el cuerpo en aquellos momentos era reír. Se mordió la lengua con disimulo y contrarrestó el súbito ataque de risa irracional que luchaba por dominarle con dolor.
“¿Pero por qué me entraron de golpe tantas ganas por reírme? Venga, aguanta o la perderás para siempre. Ella puede ser la kunoichi que estaba buscando, no puedo malgastar esta oportunidad…”
- Lo que yo creo es que uno muere, no importa cómo, significa que cumplió su objetivo en este mundo y por eso no tiene nada más que hacer.
Datsue tardó un poco en captar aquellas palabras. No porque fuesen complicadas, sino por el remolino de pensamientos que tenía en la cabeza. Entonces alzó una ceja.
—Hmm… Me estás diciendo que si ahora, por poner un ejemplo, tienes la tan mala suerte como para que un kunai mal lanzado por alguien que esté entrenando aquí cerca se desvíe hasta aquí y te corta el cuello… ¿Habrás cumplido tu objetivo en este mundo? ¿Tan pronto? —inquirió—. Y no sería tan descabellado… Quiero decir, estoy convencido de que en nuestro oficio se han visto muertes mucho más estúpidas y ridículas que esa.
- Lo más probable es que el milagro haya pasado por algún motivo particular, y también es posible que no sepamos para que nacimos hasta el momento de morir...
“Así que cree en el destino” Pese a que estaba de acuerdo con aquellas palabras, al menos con la primera frase, le costaba tomársela en serio al mismo tiempo que le miraba a la cara, con aquel maquillaje tan estrambótico que se movía con cada gesticulación suya.
De hecho, lo que le pedía el cuerpo en aquellos momentos era reír. Se mordió la lengua con disimulo y contrarrestó el súbito ataque de risa irracional que luchaba por dominarle con dolor.
“¿Pero por qué me entraron de golpe tantas ganas por reírme? Venga, aguanta o la perderás para siempre. Ella puede ser la kunoichi que estaba buscando, no puedo malgastar esta oportunidad…”
- Lo que yo creo es que uno muere, no importa cómo, significa que cumplió su objetivo en este mundo y por eso no tiene nada más que hacer.
Datsue tardó un poco en captar aquellas palabras. No porque fuesen complicadas, sino por el remolino de pensamientos que tenía en la cabeza. Entonces alzó una ceja.
—Hmm… Me estás diciendo que si ahora, por poner un ejemplo, tienes la tan mala suerte como para que un kunai mal lanzado por alguien que esté entrenando aquí cerca se desvíe hasta aquí y te corta el cuello… ¿Habrás cumplido tu objetivo en este mundo? ¿Tan pronto? —inquirió—. Y no sería tan descabellado… Quiero decir, estoy convencido de que en nuestro oficio se han visto muertes mucho más estúpidas y ridículas que esa.